Ya están aquí, pero no todos sanos y salvos. Durante un mes, topillos, ratones, caracoles y otros animales han estado en el Espacio a bordo de la cápsula espacial rusa Bion-M. Un total de 100 seres vivos han sido sometidos a todo tipo de experimentos en la nave, que aterrizó ayer en la región de Oremburgo, al sur de Rusia.
Los animales fueron sometidos a más de 70 estudios biomédicos espaciales. Como todas las especies elegidas tienen similitudes inmunológicas, biológicas o estructurales (especialmente en el esqueleto) con el ser humano, para los científicos este viaje puede dar una valiosa información que abra camino a un vuelo habitado en Marte.
Los experimentos en la cápsula espacial tuvieron dos fases. En una primera, se pretendía estudiar la influencia de la ingravidez sobre los procesos intracelulares de los animales y, en la segunda, analizar las posibles alteraciones biológicas bajo el impacto de la radiación ionizante que proviene del espacio.
Una vez en tierra los “turistas espaciales”, se les trasladó a Moscú, al Instituto de Problemas Médicos-Biológicos para estudiar el estado de salud tras el viaje por el espacio. Científicos de EEUU, Francia, Kazajistán, Alemania y Ucrania esperaban su llegada.
En la nave Bion-M, los animales han estado vigilados por decenas de cámaras. Desgraciadamente, todos no han sobrevivido a la vuelta del Espacio, pero un número suficiente, según los científicos, para poder estudiar su estado.
Fuente: Exite