Criadores de abejas en Venezuela trabajan para establecer alianzas con la Federación de Apicultores de Chile, con el fin de impulsar la producción de miel y sus derivados en el país; actividad que ofrece además un incentivo para la protección del medio ambiente y la obtención de alimentos de origen vegetal.
«Queremos que productores nuestros vayan a hacer pasantías a Chile y que a su vez de allá vengan apicultores para fortalecer nuestra experiencia y así lograr el crecimiento de este sector en la nación», dijo a la Agencia Venezolana de Noticias, Rafael Noria Zamora, presidente de la Federación Bolivariana de Apicultores (Feboapive).
Destacó la importancia de impulsar proyectos para consolidar la apicultura en la geografía nacional, lo cual ha sido una lucha de muchos años «después de los ’70 nos convertimos en importadores de este rubro cuando en el país tenemos condiciones excepcionales para la producción».
Aseguró que actualmente se importan cerca de mil toneladas de miel anualmente situación que podría revertirse con el impulso a los distintos proyectos productivos que existen en el país en el área apícola.
«No se puede subestimar la importancia del criado de abejas y producción de miel, ya que esto tiene un beneficio ambiental muy importante al igual que representa mejoras en la calidad de vida de las familias productoras».
Dedicación y disciplina es lo que se requiere para que los campesinos puedan ver el resultado de la apicultura «lo bueno de esto es que no se requiere de mayor inversión, cada colmena toma aproximadamente cinco horas de trabajo, por lo que la persona puede distribuir el tiempo y hacer sus labores cotidianas».
Explicó que si un apicultor comienza el proceso de crianza de abejas en agosto puede comenzar a obtener beneficios económicos en diciembre, «eso se traduce en alrededor de tres salarios mínimos como ingreso adicional a sus otras labores en el campo».
Zamora ha acompañado al presidente de la Federación Internacional Latinoamericana de Apicultura, Misael Cuevas, quien también es representante de este sector en Chile, a una serie de encuentros que se ha realizado en el país para impulsar proyectos de desarrollo de esta actividad.
En este sentido, Ambos apicultores participaron en una serie de encuentros con representantes de los Ministerios de Agricultura y Tierras así como de Ciencia y Tecnología para evaluar proyectos conjuntos, con la colaboración de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Las abejas y la polinización
La importancia de la apicultura no se queda solamente en la producción de miel, su impacto va más allá, ocurre en la polinización, proceso de transferencia del polen desde los estambres hasta el estigma o parte receptiva de las flores, es decir, en las angiospermas, donde germinan y se fecundan los óvulos de la flor, haciendo posible la producción de semillas y frutos.
La polinización permite que aumente el tamaño, la calidad y la cantidad de los frutos y semillas «por lo cual promovemos la preservación del recurso polinizador (las abejas) en la región», acotó Cuevas.
El máximo representante de los apicultores latinoamericanos refirió que se evalúa la posibilidad de desarrollar un proyecto en Venezuela, con la participación del gobierno y la FAO, que rescate la importancia de las abejas como agentes polinizadores para incentivar una agricultura sustentable y cónsona con la protección del medio ambiente.
Cuevas agregó que la polinización también ayuda a la conservación de la biodiversidad «por eso se hace necesario tomar conciencia acerca de este tema y saber que el aporte de las abejas es trascendental y contribuye con la seguridad alimentaria».
Precisó que la industria apícola genera un sólido equilibrio en el tema económico «porque genera ingresos tanto al campesino y beneficia a la cadena comercial del país», también repercute en el área social «ya que la crianza puede estar en manos de pequeños productores y se puede hacer aún en tierras accidentadas o maltratadas».
El trabajo apícola produce impacto en el área ambiental porque somos personas laborando por medio de agentes especiales «somos mucho más que miel, somos reserva estratégica de vida», enfatizó.
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