El Manual Merck de Veterinaria explica que la histoplasmosis es una enfermedad crónica, no contagiosa, que afecta a los seres humanos y a los animales. Su agente etiológico es el hongo Histoplasma capsulatum, que suele estar presente en suelos machados con heces de pájaros o de murciélago. En Estados Unidos las áreas endémicas se sitúan en Mississippi y Ohio, en los valles fluviales, pero el hongo está presente por todo el mundo.
La infección suele penetrar por vía aerógena, y son los pulmones y los nódulos linfáticos torácicos los lugares donde se establece de forma primaria. En perros, sin embargo, el tracto gastrointestinal también puede ser punto de entrada. En cualquier caso, el microorganismo alcanza finalmente el torrente saguíneo y se produce la histoplasmosis diseminada. Así, puede llegar a infectar la médula ósea o los ojos, donde produce corioretinitis y endoftalmitis.
Dos equipos, uno de la Kansas State University y otro de la University of Illinois at Urbana-Champaing, han publicado sendos estudios* sobre dos casos de histoplasmosis en el Journal of the American Animal Hospital Association de este mes de mayo.
Los primeros han presentado el caso clínico de una gata doméstica de pelo corto de cuatro años, que recibieron de otro centro con un historial de dos meses de pérdida de peso, anorexia y diarrea. El animal presentaba además fragilidad de la piel, con una gran brecha en la zona dorsal-cervical de 5×5 cm. El paciente había sido tratado previamente con prednisona de corto periodo de acción, pero ya hacía seis semanas que no se le estaba administrando. El animal acabó muriendo y en la necropsia se evidenció la histoplasmosis, que había afectado fundamentalmente a la piel.
El grupo de Illinois se topó con el caso de una perra de 7 meses. El animal era cruzado y había sido esterilizado. Se le administró tratamiento paliativo y la perra mostró cierta mejoría transitoria, pero volvió a empeorar poco después de iniciar el tratamiento con antifúngicos. Finalmente fue sacrificada y en la necropsia se observó una marcada vasculitis granulomatosa en todos los órganos afectados. La tunicae y la laminae estaban infiltradas por macrófagos y células gigantes multinucleadas mezcladas con material necrótico. Se detectó el hongo en el citoplasma de algunos de estos macrófagos. Según los autores, este es el primer caso documentado de vasculitis granulomatosa diseminada asociada a H. capsulatum en un perro.
Fuente: PortalVeterinaria/*Tamulevicus AM, Harkin K, Janardhan K, Debey BM. Disseminated histoplasmosis accompanied by cutaneous fragility in a cat. J Am Anim Hosp Assoc. 2011 May-Jun;47(3):e36-41. Epub 2011 Apr 15. Gilor C, Ridgway MD, Singh K. DIC and Granulomatous Vasculitis in a Dog with Disseminated Histoplasmosis. J Am Anim Hosp Assoc. 2011 May-Jun;47(3):e26-30. Epub 2011 Apr 15.
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