diciembre 4, 2024 6:02 PM

Durante los meses calurosos es difícil lograr eficiencia en el engorde a corral. Sobre todo cuando se combinan temperaturas elevadas por encima de los 30ºC con altos niveles de humedad dado que ello dificulta la evaporación del calor a través de la piel y tracto respiratorio y todo ello repercute en la ganancia de peso de los vacunos, o inclusive los puede llevar a la muerte si el problema no es bien manejado.

En general los animales que más sufren son los más pesados, cercanos a la terminación y precisamente una forma natural de “refrescarse” es a través del incremento de la frecuencia respiratoria para combatir los factores climáticos tales como: aumento de temperatura, humedad relativa, radiación solar y velocidad del viento, lo mismo que el calor provocado por la actividad física o el calor de fermentación generado para digerir la ración consumida.

Justamente son las dietas altamente energéticas y típicas de la fase de terminación, las que generan mayor calor corporal en comparación con las que contienen mayor nivel de forraje de la fase de iniciación. Precisamente el índice de temperatura y humedad (ITH) –que determina el potencial de stress calórico-, da una idea de la gravedad de la situación cuando su valor se mantiene por encima de cierto nivel que se sostiene durante varios días (tal como sería el peor escenario de un intenso calor luego de una lluvia); a esta situación se le debe sumar el efecto de la radiación solar y la velocidad del viento.

Todo esto provoca en los animales los siguientes síntomas: frecuencia respiratoria aumentada, animales amontonados en las bebidas, jadeo, boca abierta, babeo, lengua afuera, cabeza extendida apuntando al suelo y caídas en el consumo de materia seca. De hecho, el impacto económico del stress por calor se mide por el aumento en el requerimiento de los vacunos, caídas de consumo y mortandad.

La aplicación práctica del ITH sería la de poder predecir el efecto climático sobre los animales y así poder adoptar estrategias de alivio del stress calórico, simplemente con el dato del pronóstico de temperatura y humedad para los días siguientes. En el caso del cuadro precedente, el momento de actuar sería cuando nos encontramos en el área de peligro (anaranjado).

Siguiendo las recomendaciones del Profesor Terry Mader de la Universidad de Nebraska (USA), algunas medidas para contrarrestar los días de intenso calor en los corrales y sus efectos negativos, podrían ser:

A. Evaluación previa

Una forma correcta de comenzar con la elaboración de un plan de prevención de situaciones de stress por calor se inicia con la historia previa de los eventos sufridos. Los datos a recabar deben ser:

a)- datos de precipitaciones en el establecimiento (anual y en la temporada de verano).

b)- pronóstico meteorológico de largo y mediano plazo para la temporada de encierre a corral mientras dure el verano.

c)- evaluar qué grado de reparo del viento tienen los corrales; tener en cuenta que una cortina de 3 mts de altura genera un flujo de aire en calma de hasta 100 mts a favor del viento.

d)- reserva de agua, para ser bebida y en todo caso para riego por aspersión; calculando que los vacunos pueden tomar entre 4 y 8 litros de agua por hora en situaciones normales.

Disponibilidad de agua: el consumo de agua depende de la categoría del animal, la dieta y fundamentalmente de la temperatura y humedad ambiente. El agua limpia estimula el consumo, una limpieza semanal de los bebederos mejora la probabilidad de encontrar fallas o desperfectos en los mismos. Tambien, bebederos poco profundos de alto caudal que renuevan rápidamente el agua son más fáciles de limpiar y sufren menos roturas.

El frente de bebedero a disponer es muy relativo al caudal, pero se recomiendan al menos 3 cm por animal (y hasta 7 cm/animal ya que el consumo de agua puede llegar a triplicarse en días de intenso calor). El bebedero no debería ser compartido entre corrales y debería estar en la mitad del corral más alejada del comedero, ubicado sobre una plataforma de cemento que cubra un área de hasta 2 mt para poder soportar la acción del peso y las patas de los animales.

El cálculo de disponibilidad debe ofrecer con seguridad 70 litros/animal en verano y 35 lts/animal en invierno para animales en terminación, a razón de 7 lts/50 kg de peso; el pico de consumo casi siempre se da 1 hora después de la primer comida de la mañana. Es importante saber que bajo condiciones de estrés por calor, el sistema necesita para ofrecer un mínimo de 1,1 por ciento de peso corporal por hora. Esto equivale a 1,3 litros / animal / hora para un animal de 453 kg de peso vivo. Sin embargo, como medida de seguridad, el sistema debe entregar más agua de la que realmente se necesita. Por lo tanto, un sistema de agua ideal debe ser capaz de suministrar la cantidad de agua necesaria para las necesidades de un día entero, dentro de un periodo de 4 a 8 horas. Esto se puede calcular a partir del diámetro de línea y presión de la línea.

Evitar los movimientos y trabajos con hacienda es fundamental. En caso de necesitarlo, se recomienda realizarlo durante la madrugada, siempre antes de las 8 AM y nunca después de las 10 AM ya que los movimientos pueden incrementar la temperatura corporal; tampoco es conveniente el trabajo por la tarde ya que se necesitan 6 hs de enfriamiento previas al movimiento y por ello el descanso de la noche permite disipar el calor y así poder enfrentar las altas temperaturas diurnas. Es conveniente disponer de sombra en la manga e inclusive de rociadores en esta área; incluso se pueden regar los corrales de espera ya que la evaporación del agua en la tierra mojada mitiga el aumento de temperatura. Pueden instalarse aspersores de gran volumen si el suministro de agua lo soporta. Mientras dure, el trabajo de manga debe ser ágil; un tiempo de espera de hasta 30 minutos reduce la ganancia de calor. Las cargas a mercado o frigorífico de los animales terminados, deben programarse con suficiente antelación para poder trabajar en las horas más frescas.

Horarios de comida: Modificar la rutina de alimentación puede llegar a mantener los patrones de consumo estables. Cuando se entrega ración 2 o más veces por día, es aconsejable entregar al menos el 70% cuando pasaron 2 a 4 hs del pico de calor alcanzado durante el día. De esta manera se intenta minimizar la acidosis subclínica generada por las alteraciones del patrón de consumo dado por altas temperaturas. Los animales pierden la rutina y la lectura de comederos se altera; la lectura de bostas informa la aparición de más de un 3% diarreas, lo que muestra la urgencia de tomar medidas. Aparecerán algunos animales que no comen o que comen menos y para ello se debe observar el comportamiento de la tropa cuando llega el mixer al corral y separar los que así se comportan.

La rumia se interrumpe al descender el pH ruminal a 5, pero los animales comienzan a comer nuevamente al 3er o 4º día aun sin haberlos tratado. En estas situaciones conviene limitar el consumo de almidones, aumentar la proporción de alimentos fibrosos (silo, rollos) o implementar estrategias de restricción. La acidosis subclínica comienza con un exceso de consumo de carbohidratos rápidamente fermentecibles que logran bajar el pH del rumen; justamente, los períodos transitorios repetidos de pH ruminal moderadamente bajos, no son lo suficientemente graves como para desencadenar la sintomatología de la acidosis clínica. De esta manera se inhibe a parte de la flora ruminal, logrando además, aumentar la población de clostridios; la gran concentración en rumen de AGV (ácidos grasos volátiles) y acido láctico, eleva la presión osmótica y provoca la salida de agua del compartimiento vascular hacia el rumen, conduciendo a hipovolemia sistémica y eventualmente a shock hipovolémico. La alta concentración de acido láctico en rumen es además la causa de la ruminitis que puede derivar a abscesos hepáticos (las pérdidas económicas derivadas de abscesos hepáticos serán: menor rendimiento de la res, menor consumo de materia seca, de ganancia de peso y de eficiencia de conversión, pérdida de valor comercial del hígado). Otros animales pueden manifestar laminitis aguda, o crónica si aparece varias semanas después (duros de manos o hasta chapinudos). La acidez en sangre y la deshidratación son la causa de muerte, si la situación no se revierte a tiempo.

Sombra: El objetivo de proporcionar sombra a los animales es el de reducir la exposición a la radiación solar, reduciendo así la carga de calor en el animal. Al momento de construirla, deben considerarse la orientación, el espacio y la altura para la construcción del techo. La orientación preferente es Este-Oeste para mantener la tierra fresca bajo la sombra (aporta mayor % de sombra bajo la malla), sin embargo, una orientación norte-sur, es menos eficaz, pero minimizará el barro que se forme por deyecciones bajo ella. Debe proporcionar aproximadamente entre 1,5 a 4 m2 de sombra por animal. La altura de la malla de media sombra (es el material más utilizado y preferentemente con no más de 80% de cobertura en la matriz del material, porque si es de mayor densidad puede retener agua y sufrir roturas después de las lluvias) debe ser de 3 a 4 metros pies teniendo en cuenta que cuanto mayor sea la sombra, mayor será el movimiento del aire bajo la misma. Pueden también construirse en franjas de 6 x 12 mts de malla y corredores de aire de 15 mts entre ellas. La sombra es una forma de seguro contra las pérdidas potenciales de mortalidad, las ventajas de rendimiento son un plus.

Control de moscas: porque además de ser vectores de enfermedades, pueden provocar amontonamientos de animales para protegerse de ellas; para ello, mantener libres de malezas los alrededores de los corrales. Del mismo modo, preservar corrales secos y con buen drenaje, dificulta la deposición de huevos de moscas.

Ola de calor: se deben activar los mecanismos de emergencia, cuando la temperatura ambiente durante la noche alcanza los 21ºC durante 2 o más días, lo que hace que el esperado enfriamiento nocturno no se produzca. También cuando la temperatura y humedad que se pronostica para los días venideros, se ubiquen dentro del rango de emergencia del cuadro de más arriba. Las prioridades de atención siempre deben estar en las tropas de piel oscura, tropas en terminación, hacienda recién llegada y los que están en enfermería o recuperándose de alguna afección.

Factor humano: todas estas cuestiones aquí planteadas siempre son llevadas a cabo por el personal a cargo, que también sufre las consecuencias de una ola de calor. Es por ello que las medidas de emergencia a adoptar deben incluir el posible riesgo de insolación en alguno de los operarios involucrados en las tareas. Es por ello que las tareas durante las hs de mayor calor y al rayo del sol, deben reducirse al mínimo y en todo caso, se hacen contemplando descansos de 10 a 20 minutos por cada hora de trabajo duro y deben consumir 1 a 2 litros de agua por hora para hidratarse.

Solo las empresas que llevan sus registros en forma minuciosa pueden cuantificar el verdadero impacto de una ola de calor en sus corrales, mientras que en los sistemas caseros las pérdidas nunca llegan a dimensionarse en forma correcta.

Vet. Alejandro Cerruti

Fuente: Agritotal

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