Cuando algunas aves pasan muchos días seguidos volando, a falta de sueño duermen en el aire, y lo hacen profundamente, sin perder la ruta incluso con sus dos hemisferios, destacó el Instituto Max Planck al presentar los resultados de una nueva investigación internacional.
“Por primera vez, los investigadores descubrieron que las aves pueden dormir durante el vuelo”, señaló Niels Rattenborg, de Ornitología del Instituto Max Planck, en Seewiesen.
Su equipo midió la actividad del cerebro en las aves y encontró que las fragatas de las islas Galápagos duermen en vuelo en todas sus fases de sueño, al menos por 40 minutos cada noche.
Las aves, al igual que los mamíferos, y el mismo ser humano, tienen su sueño dividido en una fase de sueño profundo, llamada SWS u onda lenta del sueño, y una etapa de sueño llamado REM, que se caracteriza por un rápido movimiento de ojos.
Las señales eléctricas manifestadas en ondas de baja frecuencia, y el movimiento ocular y de la cabeza de las aves, fueron registrados por los científicos gracias a un dispositivo pequeño creado por Alexei Vysotsky, de la Universidad de Zurich y del Instituto Federal Suizo de Tecnología (ETH).
En vuelos sin descanso de cerca de 10 días, se registró que dormían cerca de una hora cada noche, mientras que al llegar a tierra, lo hacían por alrededor de 12 horas seguidas.
¿Qué tan confiables son las fragatas durmiendo en el vuelo? Al parecer lo hacen muy bien, y esto queda en el misterio por resolver. Son aves marinas que alcanzan una envergadura de más de dos metros. Son excelentes planeadores y pueden cubrir varios cientos de kilómetros al día y pasar al menos 10 días sin parar sobre el océano en busca de peces y calamares.
Los experimentos en los Galápagos se hicieron con gran facilidad, destacó el equipo, en el que también participó el biólogo ecuatoriano Sebastián Cruz. Cuando las aves volvían de su vuelo ya registrado, “eran extraordinariamente tranquilas y aspiraban incluso a dormir mientras nos acercábamos a atraparlas por segunda vez (para quitarles el dispositivo)”.
“El registrador de datos de vuelo reveló que las fragatas duermen tanto en la formas esperadas como en manera inesperada durante el vuelo”, señala el estudio. Ya se había descubierto previamente que algunas aves desactivan sólo la mitad del cerebro a la vez para mantenerse alerta al peligro, y se esperaba que ello ocurriese en las fragatas.
Sin embargo, se descubrió que estas aves lo hacen incluso con los dos hemisferios, y no pierden el control de vuelo. “¿Cómo puede dormir un pájaro en vuelo sin chocar con los obstáculos o caer del cielo?”, se planteó como interrogante Niels Rattenborg.
El registro mostró que durante el día, las fragatas se mantuvieron despiertas activamente en búsqueda de alimentos. “A medida que el Sol se puso, el patrón del EEG (electrocardiograma) cambió de despierto a un patrón periodo de sueño SWS que duraba hasta varios minutos. Sorprendentemente, los períodos de sueño SWS podían ocurrir tanto en un hemisferio a la vez como en los dos hemisferios juntos”.
“El sueño de uno o de dos hemisferios no es necesario para mantener el control aerodinámico. No obstante, si se compara con dormir en tierra, el sueño SWS en el vuelo es a menudo en solo un hemisferio, en vez de los dos”, concluyó el estudio.
Ante un aumento de las corrientes de aire, la fragata duerme con un solo hemisferio cuando hace los círculos. De esa manera tiene despierto el ojo correspondiente al lado en que hace el giro.
“Normalmente estaba despierto (el ojo) mientras que el otro estaba dormido, lo que sugiere que los pájaros miraban bien a dónde van”, señaló Rattenborg. Las fragatas pueden estar mirando con un ojo hacia fuera para evitar las colisiones, de igual manera que los patos en tierra mantienen un ojo abierto hacia fuera para evitar a los depredadores, explicó el biólogo.
Los patos reales -explicó el científico- hacen lo mismo cuando duermen en una posición peligrosa. Por ejemplo al estar en tierra en el borde de un grupo de aves, los patos silvestres, a quienes les toca dormir en esta posición extrema, también deben actuar como vigilantes. Para ello mantienen un hemisferio cerebral y su ojo correspondiente despierto, dirigido al exterior del grupo, ante una posible amenaza.
También se conoce que los delfines duermen con sólo uno de sus hemisferios cuando nadan.
Sin embargo las aves dependen de cierto tipo de “piloto automático” para navegar y mantener el control de la aerodinámica durante el vuelo mientras duermen con ambos hemisferios, y esto sigue en el misterio.
De hecho, los investigadores detectaron que las fragatas ecuatorianas, además de participar en ambos tipos de sueños SWS en el vuelo, “en ocasiones poco comunes”, también tienen breves episodios de sueño REM, pero en contraste con los mamíferos, estos episodios son muy cortos.
“Cuando las fragatas realizaron su sueño REM, pese a que su cabeza cayó momentáneamente, su patrón de vuelo se mantuvo sin cambios”, resaltó el estudio. Son extraordinariamente tan confiables como las aves que duermen de pie, incluso con sólo una pierna.
Para el ser humano, manifestó Rattenborg, el sueño es muy importante. De hecho se transforma en una persona “muy somnolienta al conducir un coche después de la pérdida de tan sólo unas pocas horas sin dormir, incluso con plena conciencia de los peligros, y luchando para mantenerse despierto. ¿Por qué nosotros, y muchos otros animales, dramáticamente sufrimos de la pérdida de sueño, mientras que algunas aves son fiables con mucho menos sueño? Eso sigue siendo un misterio”.
Se sabe que algunos vencejos, pájaros cantores, lavanderas y aves marinas vuelan sin parar durante varios días, semanas o meses, a medida que atraviesan el mundo. “Teniendo en cuenta el efecto adverso de la falta de sueño sobre el rendimiento, se suele suponer que estas aves deben cumplir con su necesidad diaria de dormir en el vuelo”, concluyó el equipo, al igual que la fragatas de las islas Galápagos, y extrañamente sin perder el rumbo fiándose en un desconocido control.
Fuente: La Gran Época