Desde 1950 se conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos, tras la muerte de 60 millones de personas como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial; la que dejó la mayor cantidad de victimas humanas. Desde 1997 también, se conmemora el Día Internacional de los Derechos Animales por las muertes de los millones de animales que se producen a diario -en todo el mundo- sólo porque son considerados objetos de explotación, o razas inferiores al servicio del hombre.
En todas la ciudades del mundo se realizan actos para reivindicar los derechos para todos los animales no humanos -siempre es bueno recordar que la raza humana pertenece e integra el Reino Animal-, con el objetivo de que todos reflexionemos que el respeto debe otorgarse a todos los seres sintientes y no sólo a los quienes poseemos la capacidad del habla.
El día de hoy es para reflexionar. ¿Sobre qué? Sobre si es necesario -más allá de lo que diga la “cultura” o la costumbre, o hasta el desconocimiento e ignorancia- seguir siendo cómplice de tanta crueldad, de tantas muertes, sobre si está bueno permitir que unos pocos se llenen los bolsillos obligando a perritas a parir, sólo por lucro, sólo porque a alguien se le ocurrió hacer de una raza una moda. Sobre si tenemos el tiempo necesario para dedicarles a las mal llamadas mascotas -voto por compañero de vida, ¿quién se suma?- ¿Es necesario usar una crema que se llevó en un simple testeo de calidad la vida de un animal? ¡No importa cuál! Fue una vida, llena de dolor y tortura, por algo tan innecesario. ¿De verdad vale la pena?
Así, como rechazamos las violaciones a mujeres, de la misma manera deberíamos rechazar las violaciones que se realizan a millones de vacas en el negocio lechero. ¡Si, violaciones! Porque como todo mamífero tiene que estar embarazada para producir leche! -y derivados-.
Así como repudiamos los secuestros, deberíamos repudiar a quienes sacan animales de su hábitat natural, y los obligan a vivir en cautiverio. Llámese ese cautiverio zoológico, acuario o circo, entiéndase el motivo como educativo o divertimento; no deben estar ahí. Al igual que yo no debo estar donde no quiero, al igual que vos tampoco.
A ninguno nos gustaría pensar en ser electrocutados, ni despellejados vivos pero si se asume como moda de alta sociedad o elegancia extrema el uso de pieles; y las grandes marcas y los más reconocidos diseñadores del mundo consideran que son maravillosas usarlas y exhibirla… Y quienes necesitan de la apariencia no visten su piel, sino la ajena, por eso las usan.
Tomo prestadas las palabras de los activistas de Especismo Cero: “No buscamos excluir o reducir los derechos que poseen los humanos, sino incluir a los demás animales para que sus intereses básicos sean reconocidos. No hay motivo válido para excluir a individuos de otras especies, todos deberíamos ser igualmente considerados, dado que lo fundamental para que un individuo sea respetado, no es el color de su piel (racismo), su sexo (sexismo), o la especie a la que pertenece (especismo). Ellos deberían tener derecho a un mundo justo y libre, al igual que nosotros. Respeto a los animales, implica dejar de utilizarlos para alimentarnos, vestirnos con su piel o pelo, entretenernos a costa de su sufrimiento y privaciones, es dejar de torturarlos en laboratorios y es dejar de tratarlos como esclavos ya que ellos merecen no ser nuestras propiedades”.
A esto agrego las palabras de activistas de la Revolución de la Cuchara -ONG a la cual pertenezco-: “Queremos llamar a la reflexión para que estos derechos sean extendidos a todos los animales (humanos y no humanos). La necesidad urgente de liberar de tanto sufrimiento al resto de los animales es la fuente motivadora para nuestras acciones. Es necesario conocer y sostener que la naturaleza animal, independientemente de la especie, merece ser tratado como `alguien´ y no como `algo´. Todos los animales merecemos derecho a la vida. Para muchos esto es novedad dado que esta categoría sólo ha pertenecido al ser humano, aunque históricamente se ha privado de derechos a algunos grupos de humanos. Los humanos siempre han reconocido a ciertos animales una consideración especial (ej. domesticación, uso como alimentación, explotación, etc), que varía mucho según el entorno cultural o el lugar, desde apoyar que se pueda utilizar a los animales según plazca o sirva al hombre. Hoy y siempre, alzamos la voz por aquellos que merecen ser tenidos en cuenta y vivir su vida al igual que vos. Sumate defende también los derechos del resto de los animales”.
Me despido hasta la próxima, y sólo te pido que lo pienses. Que vuelvas a ver la vida desde otro foco, desde la empatía, desde el amor, desde el respeto a todas las especies con quienes compartimos este Planeta. Y que desde allí vuelvas a ver tu plato -empezá por ahí- y simplemente te preguntes: ¿Hasta cuándo voy a seguir siendo cómplice de otra muerte? ¿Hasta cuándo voy a permitir otra tortura? ¿Hasta cuándo, si vivir sin alimentarme de animales no solo es posible sino que también sería la mejor elección de vida?
Fuente: Infobae