Según los expertos el Pitbull es un perro que depende su actitud de cómo sea entrenado, de quién lo críe y para qué. El Pitbull es dócil por naturaleza y muy sociable con el hombre, pero debe ser entrenado por un experto con mucha paciencia y cuidado, no obstante, su genética desciende de muchas generaciones que fueron utilizadas para la lucha.
EL origen del Pitbull se remonta aproximadamente a los siglos XVIII y XIX en Inglaterra. Se criaban para un “deporte” llamado bull baiting o peleas con toros. Los cazadores los utilizaban para capturar presas. Los carniceros y los granjeros para controlar ganado. Para aquel entonces se les llamaba bulldogs y eran descendientes de razas antiguas de perros que se destacaban en bull baiting. En 1835 comenzaron las peleas de un perro contra otro, luego de que el bull baiting fuera abolido.
Hoy en día se discute que el Pitbull haya sido una nueva raza creada especialmente para las peleas con toros y que el nombre American Pit Bull Terrier es un error, debido a que el perro no es de origen americano y no es un terrier. Algunos investigadores aseguran que el Pitbull es una cruza de perros bull baiting y terriers y que la raza como tal conocida con sus características sólo aparece reconocida a mediados del siglo XIX.
Pitbull ¿Ángel o demonio?
Todo perro necesita ser educado desde la temprana edad. Esta es la única forma de que cuando crezca sepa obedecer, tenga las reglas claras y pueda convivir con el resto de la familia. Algunos precisarán solo un poco de límites puestos con voz firme por sus dueños, pero otros animales deberán someterse a intensivas clases de educación con adiestradores profesionales. Porque, después de todo, manejar a un Caniche Toy no es lo mismo que querer dominar a un Rotweiler o a cualquier otra raza grande.
En el caso particular de los American Pit Bull Terrier, la educación no es solo un privilegio, es una necesidad. Casi diríamos una obligación que tienen sus dueños, no sólo para con el perro, sino también por su propia seguridad. Nuevamente, la mordida de un Caniche no se puede comparar con la de un Pitbull que nos pueda llegar a hacer frente. Esto no quiere decir que todos los Pitbull sean agresivos, pero aunque tengamos el perro más equilibrado y de buen carácter que exista, tampoco querríamos verlo enojado.
No hace falta enseñarles defensa y ataque; estos perros son guardianes por naturaleza y siempre estarán junto a su dueño. Cualquier movimiento o presencia extraña cerca de la casa, en seguida los hará ponerse alerta. Activar un animal como este en las artes del ataque, puede producir un arma difícil de manejar y esto es algo que deseamos evitar, tanto por los problemas con otras personas o animales, como por la seguridad de nuestra propia familia.
Sin embargo, la educación básica es sumamente necesaria para que el perro conozca los límites desde pequeño, para que responda a las órdenes del dueño y para que comience a conocer cuál es su posición dentro de su “manada”. El Pitbull debe obedecer la voz del dueño, ya sea a la hora de salir a caminar o cuando se encuentre dentro de la casa.
La socialización es de vital importancia en esta raza. El perro debe estar habituado a caminar por la calle sin ladrar a extraños o intentar atacar a otros perros. Debe ser educado y respetuoso cuando llegan visitas y no puede mostrarse desconfiado cuando hacemos ingresar a alguien extraño a la casa. En general, estos animales suelen ser confiados y amistosos con la gente, pero esto se logra siempre con la sociabilización desde que el Pitbull es un cachorro.
Así como es preciso adiestrar a los perros, también es necesario educar a sus dueños. Si ellos no saben con el tipo de perro que están lidiando, es mejor hacerse a un lado. El dueño de este tipo de animal debe conocer a la perfección la historia de la raza, sus características principales y sus cuidados. También deberá haber tenido todo esto en cuenta antes de adquirir al animal. Es importante conocer a los dueños del criadero y a los padres de la camada. Un padre agresivo o demasiado sumiso debe ser un alerta a la hora de elegir un cachorro.
Los perros no nacieron para estar solos, para vivir en el patio o dentro de una habitación, lejos de la familia. A los ejemplares de ninguna raza canina les gusta estar en soledad, y dejarlos aislados, atados o mucho tiempo solos puede acarrear problemas de adaptación, de conducta y generar agresividad. Estas son pautas muy importantes que no todo el mundo tiene en cuenta. Poseer una mascota no es solo querer aparentar y lucir un perro al salir a pasear, tener una mascota significa responsabilidad, porque es un ser vivo lo que tenemos entre manos, y se merece respeto, cuidados y cariño.
Características comunes y algunos consejos
*Lo ideal es que el Pitbull viva en una casa con jardín, pero se puede adaptar en un departamento si se respetan ciertas normas en su crianza, tales como sacarlo a paseo diariamente (con collar y correa «siempre») y con frecuencia llevarlo a correr a campo abierto, ya que es un perro deportista y necesita hacer mucho ejercicio para mantener su salud mental. Por otra parte, es un perro de pelo corto que no babea y ladra muy poco, lo cual es bastante adecuado para quienes viven en departamentos.
*Existen dos tipos de Pitbull, el American Pitbull Terrier y el American Staffordshire Terrier. El APBT fue seleccionado por su coraje y aptitud para el combate, en cambio el Staffordshire es utilizado para exposiciones caninas y tiene un standard de belleza más riguroso en cuanto a talla, peso y pigmentación de trufa y párpados. El APBT se valora por su fortaleza física y el Staffordshire por su estampa.
*La convivencia del Pitbull con otros perros es difícil. Por ser un animal de pelea, no se aconseja dejarlo suelto en el parque si hay personas con sus perros, sobre todo si hay otros de su raza, ya que es de naturaleza dominante (en estos casos, el uso de bozal puede ser muy conveniente). En cambio, sí se lleva bien con las hembras, tomando precaución en el periodo de celo y que el amo sea el sujeto alfa (líder de la manada) imponiendo las leyes. Y jamás dejar que jueguen al “juego de la presa” entre macho y hembra, pues no suelta al mordedor y esto puede provocar una pelea.
*En caso de pelea, para separarlos se aconseja utilizar un palo de madera delgado para hacer giro y palanca en la zona detrás de los colmillos para tirar de ambos perros y separarlos. Es contraproducente golpearlos, ya que el animal creerá que el dolor se lo causa el contrincante y morderá más aún.
*Si surge un combate y la persona se encuentra sola, es mejor esperar a que el fragor del inicio de la pelea cese un poco, y después se ata con una cuerda por la cintura a uno de ellos, preferentemente el que vaya dominando la lucha. Luego se le ata a su vez a un árbol o reja y se procede a separarlos. Mucho cuidado al separarlos, pues manipular la zona de su cuello puede ocasionar accidentes involuntarios y perder un dedo fácilmente.
*A diferencia de otras razas como los doberman, pastor alemán, rottwailler o mastines, esta raza no es territorial y eso no lo hace adecuado para tenerlo como guardián, tiene otras aptitudes que se pueden reforzar con un buen adiestramiento.
*El perro no distingue edades en el humano y por naturaleza es sociable con él independientemente de su edad. Podría llegar a atacar a un niño antes que a un adulto. Su tamaño pequeño y espontáneos movimientos, lo asemeja más a una presa motivando en el perro su instinto de caza. La ingenuidad de un niño le hace no temer al can y poder llegarlo a molestar en un momento dado. Dado que la consistencia física de un niño es más vulnerable que la de un adulto en caso de ataque, debemos asegurarnos al 100% sobre la seguridad del perro en concreto si es ajeno a nosotros y aún así extremar las precauciones si se trata de un animal potencialmente peligroso. Por otro lado, si niño y perro conviven en el mismo hogar, la posibilidad de ataque es menor.
*Su mordida puede llegar a ser más potente que la de un león, su mandíbula y dientes estan desarrollados para generar una fuerza de hasta 800 kilos por cm2.
*Es un mito que los de pelaje atigrado son más fieros, es una creencia que asocia el color con la fuerza de los felinos, pero el pelaje no influye para nada en su temperamento, salvo en la impresión que dan ante la gente por su apariencia intimidatoria.
Fuente: Conciencia Animal/Perrospitbull
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