Para la postura de huevos, se necesitan entre 14 y 16 horas de luz, debido a que el ovario es estimulado por la luz para completar el ciclo de producción de un huevo, que dura más de 25 horas.
En la producción de aves, ya sean aquellas que están destinadas a huevos, carnes o reproducción, la luz juega un papel fundamental no solamente en el efecto productivo, sino también en el programa de desarrollo de las buenas prácticas agrícolas (BPA) donde se ven involucrados la producción primaria, el transporte y la orientación a asegurar la inocuidad de los alimentos, además, teniendo en cuenta el bienestar animal y la conservación del ambiente.
Cuando la gallina aún está en el proceso embrionario, están presentes dos ovarios, posteriormente sólo el izquierdo se desarrolla normalmente y es por ello que en las gallinas observamos un solo ovario, que se encuentra en la columna vertebral por encima de los riñones.
En la zona cortical del ovario, maduran los óvulos que son la yema del huevo. Cuando este óvulo está maduro caerá a la primera porción del oviducto. El desarrollo del huevo está controlado por hormonas que son segregadas por la glándula pituitaria: una que estimula el crecimiento del óvulo y otra, la ovulación.
Para que esto suceda normalmente, es necesario el estímulo luminoso a través del ojo. Las aves tienen un alto grado de agudeza y sensibilidad visual, especialmente en aquellas que son trabajadas en sistemas intensivos, ya sea en jaulas o a piso.
Los factores de variación a tener en cuenta en la avicultura son intensidad, fotoperíodo o duración, longitud de onda y fuente de iluminación. Sobre este último punto hemos realizado algunos trabajos comparativos entre los focos incandescentes y los fluorescentes; en los mismos no hemos encontrado diferencias significativas en la producción, pero sí en el costo final, debido al gasto energético y la reposición de las lámparas.
Por lo tanto, la recomendación en estos momentos, en los cuales se busca ahorrar energía eléctrica, es mejor optar por fuentes fluorescentes. Es necesario que se tengan claras dos premisas que generalmente el productor confunde.
La luz que se utiliza en la cría de pollos parrilleros es sólo para simular la luz del día y prolongar el tiempo de consumo de alimento, para lograr más peso en menos tiempo.
En cambio, en las gallinas ponedoras, la luz es necesaria además para que el estímulo pituitario permita completar el ciclo de desarrollo del huevo que dura unas 26 horas.
Con la suplementación luminosa, se obtienen de 12 a 16 huevos más por ave alojada y aumenta entre 2 y 3 gramos el peso del huevo en los primeros cuatro meses de postura de las gallinas.
Antes de que la avicultura se desarrollara técnicamente en México, la producción de huevos disminuía sistemáticamente desde febrero hasta el mes de octubre; esta menor oferta de huevos producía un aumento cíclico del precio del huevo, el cual decaía cuando se alargaban los días después del 21 de setiembre.
Con el advenimiento de las aves genéticamente desarrolladas y la nueva técnica del manejo de las aves, esta evolución del precio desapareció y sólo coincide con la demanda de Semana Santa o por la entrada de huevos de contrabando.
Para hacer un programa luminoso, se debe tener en cuenta la cantidad de horas luz del día, a eso se le suma lo que falta para completar 16 ó 18 horas. El aumento de la luz no puede ser realizado de golpe; es necesario realizarlo mediante un programa.
Cada línea de aves tiene un programa que le es característico, ya que muchas veces posee diferentes períodos de iniciación de postura. Generalmente es a las 21 semanas de edad.
Es recomendable que los avicultores tengan un programa de luz preparado por un técnico. En el ámbito de producción casera, se pueden comenzar los estímulos luminosos con lámparas de 40 vatios cada 2.5 metros entre cada de una ellas y a una altura de 2.5 a 3 metros.
Actualmente, se recomienda los tubos fluorescentes a mayor distancia, teniendo en cuenta que no haya lugares oscuros. Personalmente, recomiendo dividir los tiempos de compensación al atardecer para que no exista un choque luminoso.
La otra mitad del tiempo suplementario se hace dos horas antes del amanecer, para que esto también sirva de entrenamiento por si hay cortes de luz y no se amontonen por el estrés que esto produce. Con las luces fluorescentes, la inversión inicial es mayor, el consumo energético es menor y la duración de las lámparas es mayor.
Consulte a su médico veterinario especializado en avicultura para que le ayude a preparar el programa de luz que más le conviene, si el emprendimiento es grande.
En forma casera, se puede hacer una combinación de libertad, es decir a campo y al atardecer a galpón para recibir el beneficio de la luz. Es bueno contar con dos predios de pasto, para hacer una rotación y aprovechar el guano como una fuente eficiente de abono natural.
Fuente: Avicultura.com
Foto: SXC