La problemática de las deposiciones de los animales en el ámbito público es un tema que definitivamente no tiene solución por el momento. En un relajante paseo con el perro por una plaza, un parque o la vereda, pocos son los que se toman el trabajo de levantar las heces que el animalito produce.
Asimismo en el ámbito de la Ciudad en que la cantidad de edificios de departamentos es mucha, la calle suele transformarse en el baño de muchas mascotas. La densidad poblacional hace de esto un verdadero foco de enfermedades. Pensar en el mito popular de que pisarlas es de buena suerte y entender esta falta de cultura responsable como un acto de solidaridad en pos de la buena fortuna ajena no es un atenuante.
Esta falta de educación sobre el tema por parte de quienes pasean a sus mascotas además de los animales libres generan una gran cantidad de desechos que no sólo producen contaminación del suelo, el agua y el aire sino que además transmiten enfermedades, de las cuales las principales víctimas son los niños.
El doctor Pablo Melonari, miembro del Comité de Infectología de la Sociedad Argentina de Pediatría y que se desempeña en ese servicio en el hospital Humberto Notti aseguró que las patologías que transmiten las excretas de los animales tanto de la vía pública como los domésticos son múltiples.
«Esto es de especial interés cuando se trata de niños», destacó y enumeró que las infecciones se producen tanto por bacterias, parásitos, hongos y virus. En esto hay que incluir a la materia fecal pero no hay que descartar la orina, en particular en el caso de roedores que abundan en las calles.
La médica veterinaria Georgina Hidalgo explicó que los parásitos son la principal fuente de enfermedad y aclaró que «algunos son microscópicos y otros no, por lo cual que no se vean no implica que no estén presentes». Además cuando desaparecen las heces quedan en la superficie los huevos que tampoco pueden verse a simple vista. Aclaró que aunque siempre se señale a los gatos como los responsables de la transmisión de la toxoplasmosis, los perros también lo hacen a lo que se suma que son un foco de atracción de moscas.
La mayor problemática es la de los perros por el tamaño de las heces y la de las palomas, por la cantidad de individuos, en menor medida la de los gatos ya que no sólo las deposiciones son más pequeñas sino que además tienen el hábito de enterrarlas.
Infección
Las plazas y parques están en el ojo de la tormenta ya que son un lugar donde los pequeños acuden a jugar y son los más susceptibles de padecer una enfermedad a causa de los parásitos que se transmiten por vía oral. Durante el juego es fácil que los toquen y se lleven luego la mano a la boca sin lavarla antes, así como también, muchos padres llevan alimentos pero no contemplan la higiene entre los requisitos de la salida.
Pero aunque el lavado de manos sea sustancial, no bastaría.
Ocurre que al secarse las heces, estas se «aerosolizan», es decir que se transforman en partículas de polvo con lo cual se transportan por el aire y pueden ingresar por las vías respiratorias. Mendoza , por su clima seco tiene condiciones propicias para favorecer esta situación.
«La provincia es una zona endémica de histoplasmosis y criptococosis, ocasionadas por hongos provenientes de la materia fecal de las palomas que se inhala», dijo el doctor Melonari. También mencionó como muy frecuente la toxocariasis que se produce por un parásito de los excrementos de los perros que contamina los areneros o la tierra de las plazas, el cual se transmite por contacto directo.
Aunque los pequeños tienen mayores riesgos, los adultos también pueden verse afectados, en particular aquellos que tienen algún trastorno en su sistema inmune, como por ejemplo los pacientes oncológicos.
El manejo adecuado en el espacio público y privado de las heces animales requiere educación y responsabilidad.
Para Juan Pablo Gallego, director de Higiene Urbana de la Municipalidad de Capital, «no está incorporada para nada la conciencia de hacerse cargo» de lo que se deja.
«El problema es la falta de cultura de tenencia responsable de animales que son abandonados en la calle o se los lleva a pasear por allí sin limpiar luego». Destacó que se han hecho campañas y que generalmente hay una buena respuesta por parte de la gente en el momento, que recibe con agrado la bolsita para la higiene pero no se observan resultados a largo plazo. Asimismo no hay diferencias en cuanto a las actitudes que tienen los mayores de diferentes edades.
También explicó que este tipo de residuo recibe el mismo tratamiento que el resto por lo cual no puede cuantificarse.
Desde su punto de vista «hay que apuntar a los niños y formarlos en este sentido para ver cambios a futuro».
Fuente: Los Ándes