Al sureste de Venezuela en la región de Guayana encontramos una de las áreas selváticas más importantes del norte de América del Sur, me refiero a la Sierra de Imataca, la cual se encuentra dentro de la “Reserva Forestal Imataca” decretada como tal en el año de 1961, esta tiene una extensión de 3.800.000 hectáreas, un área realmente grande y es compartida por el estado Bolívar en un 80% y otra parte por el estado Delta Amacuro en un 20%. Además de ser una de las zonas boscosas más importantes del país y del subcontinente actualmente está sufriendo heridas muy graves y algunas ya irreversibles.
Uno de sus fines para su decreto era para la extracción “legal y controlada de madera”, pero actualmente ésta extracción de madera es de forma desmedida y anárquica, y a esto se le suma actualmente la minería ilegal, la deforestación de grandes áreas para la ganadería extensiva, la tala y quema por doquier para la realización de conucos de personas que se han ido desplazando para esa rica zona en diversidad biológica y en minerales. Se estima que mucho más del 15% de sus selvas han sido devastadas por el hombre en los últimos años.
A pesar de la devastación y heridas que está sufriendo esta área todavía quedan miles y miles de hectáreas de selvas prístinas y semi-prístinas de una exuberancia increíble en dónde alberga una de las tasas de biodiversidad más alta del continente y en dónde se encuentran especies muy claves de conservación y consideradas “especies paragüas”, es decir que conservando estas especies se conserva toda la biodiversidad que contiene esta gigantesca área supuestamente “protegida”, se estima que un 60% de la Reserva no ha sido explorada. Su vasta biodiversidad se debe a los muchos tipos de ecosistemas que posee, por ejemplo, podemos encontrar bosques siempreverdes, bosques deciduos y semideciduos, bosques húmedos tropicales, bosques de pantanos, arbustales, herbazales de pantano, sabanas y hasta manglares.
La reserva es habitada por las etnias Kariñas al norte y Pemón, Akawaios y Arawakos en su parte sur y criollos (mineros, ganaderos, conuqueros) que se han asentado en estas tierras provenientes de otras localidades del estado Bolívar y del resto del país, se calcula una población total de aproximadamente de 30.000 personas entre indígenas y criollos.
Dentro de la Reserva Forestal se encuentra la “Sierra de Imataca” que colinda con el Delta del Orinoco, esta tiene una extensión de 443.900 hectáreas que representa un 12% de la Reserva y representa la parte más virgen, biodiversa y de mayor valor paisajístico de toda la zona protectora.
“Tierra de las Águilas Harpías”
A esta extensa área la podemos llamar la “Tierra de las Águilas Harpías”, es dónde se encuentra la población más grande y estable de esta maravillosa ave rapaz que es la más grande de América y la más poderosa del mundo. Imataca es famosa por sus Águilas Harpías pero esta especie tan representativa y tan importante para los ecosistemas se ha visto amenazada por la explotación maderera incontrolada, la minería y la expansión de la ganadería que talan grandes extensiones de ganado para el pastoreo acabando con los bosques y árboles dónde ellas anidan. Sin embargo, el futuro del Águila Harpía ahora no es tan sombrío, en el año 1989 el investigador Eduardo Álvarez implementó el proyecto de Conservación del Águila Harpía consiguiendo muy buenos resultados, luego desde 1995 se encarga del proyecto y lo convierte en el “Programa de Conservación del Águila Harpía en Venezuela” el veterinario de fauna silvestre, el Dr, Pilar Alexander Blanco, Programa llevado por la Fundación Esfera que tiene como finalidad incrementar el nivel de información y de conciencia sobre las poblaciones locales acerca de las ventajas de la conservación y acciones del manejo de la biodiversidad.
El éxito que ha tenido este Programa se debe porque se ha considerado siempre en involucrar a las comunidades rurales en un proceso de formación y de educación dirigido a la conservación integral del Águila Harpía, haciendo énfasis en los beneficios que brinda este Programa a las comunidades tanto en el área ambiental como en las actividades económicas sustentables, y que han logrado la participación de las personas locales en las labores de monitoreo de la especie, metodología de investigación y de la toma de datos para el estudio biológico, ecológico y biomédico de esta imponente especie.
Pilar Alexander Blanco para mí es un verdadero “Héroe por Naturaleza”, el arduo trabajo que ha hecho por 22 años por la conservación del Águila Harpía es impresionante y para mi es uno de los Programas de Conservación más importantes y exitosos que se han implementado en Venezuela, tanto que acaba de ganar uno de los premios más prestigiosos del mundo de la conservación el Whitley Award 2017, considerados “el Oscar Verde de la Conservación”.
Pero Alexander no lo ha hecho solo, cuenta con un muy especial equipo de trabajo, todos entregados por vocación y amor por la supervivencia de las Águilas Harpías y de su hábitat. Su esposa Ingrid encargada en la parte de Educación Ambiental a las comunidades, Blas Chacares su “mano derecha” que considero uno de los guías locales y baqueano con más conocimiento de las selvas del Sur de Venezuela y que me quito el sombrero ante tanto conocimiento y habilidad que tiene el señor Blas del entorno y del Águila Harpía, incluso toda la familia de Blas están de una u otra forma ligadas al Programa de Conservación, y desde hace unos años se les unió al que considero uno de los exploradores, naturalistas y fotógrafos más completos e íntegros de Venezuela, Javier Mesa, quién ha aportado muchísimo a este Programa.
Hasta el día de hoy Alexander Blanco y su equipo llevan monitoreado en Imataca un total de 83 nidos activos de Águila Harpía y 102 nidos para toda Venezuela, y han colocado equipos de telemetría y satelital a más de 25 águilas para sus seguimientos, estudios y evaluación de movimientos, de alcance de territorios y de comportamientos, tecnología que los han ayudado a conocer mucho más sobre la biología y ecología de esta especie.
Ahora bien, hablando de Imataca como destino turístico especializado para observadores de aves y en específico para los que deseen observar la imponencia del Águila más poderosa del mundo este es el paraíso para esta actividad. Con Alexander Blanco y su equipo tendrán un 100% de seguridad de poder disfrutar de tan impresionante espectáculo.
Es un viaje relativamente fácil, de la ciudad de Puerto Ordaz se llega en vehículo hasta el pueblo del Palmar en unas 3 horas en buena carretera. En el Palmar existen dos hotelitos decentes en dónde se puede pernoctar y comer, y con muchísimo gusto el equipo del Programa de Conservación del Águila Harpía los podrán llevar a adentrarse en la selva a buscar algunos nidos no muy lejanos y deleitarse con este gigante poderoso que está en la cima se la cadena alimenticia de la fauna venezolana y por supuesto de más de 400 especies de aves, muchas exclusivas del sur de Venezuela.
Los invito a conocer esta maravillosa región que muy pocos conocen y que es de fácil acceso a la que yo llamo “la tierra de las águilas harpías”, pero por supuesto deben hacerlo con los expertos y conocedores del área, nunca traten de adentrarse solos sin alguno de los integrantes del Programa del Águila Harpía, cómo a toda visita a un sitio selvático hay que tener mucha precaución y ser acompañados por las personas locales y conocedores del lugar. Les recuerdo que debemos vivir con responsabilidad ambiental y que el futuro de nuestras generaciones comienza por ti.
COORDENADAS
Doctor Pilar Alexander Blanco
Programa de Conservación del Águila Harpía en Venezuela
Fundación ESFERA
Correo: albla69@yahoo.com.mx
Teléfono: 0414 458.83.74
Fuente: El Universal