En el año 2012 un grupo de prominentes científicos realizó la «Declaración de Cambridge sobre la Conciencia» en la que afirman el hecho de que los animales, tanto humanos como no humanos tienen conciencia de su existencia y del entorno que los rodea.
Si pensamos que hasta finales del siglo XIX se consideraba a los animales en un nivel muy inferior al de los humanos, es asombroso el cambio que se ha operado en nosotros. En parte se debe a la aparición a principios del siglo XX de la Etología, una nueva ciencia del estudio del comportamiento tanto humano como animal, o más precisamente de los animales, tanto humanos como no humanos. Esta nació de la convergencia de otras ciencias como la biología y la psicología.
Aparte de lo aparecido sobre la secuenciación del ADN de los gorilas, que se comentó en otro artículo hace un par de días, hay dos noticias aparecidas en prensa que resaltan este nuevo enfoque de la relación entre el comportamiento de los humanos y los animales.
En marzo se hizo famosa la historia de un pingüino de Magallanes ahora bautizado «DinDim», que ha «adoptado» a un albañil brasileño como su nueva familia. Este humilde señor rescató al pingüino en la playa, cubierto de petróleo y a punto de morir, y gracias a sus cuidados el ave se recuperó totalmente. Ahora, el pingüino pasa 8 meses al año con su nuevo cuidador, en una relación que algunos biólogos hasta han calificado de «familiar».
Otro caso llamativo se reveló esta semana con la historia de «Inky». Este pulpo fue rescatado de una trampa para langostas bastante malherido, y fue entregado al Acuario Nacional de Nueva Zelanda para su cuidado y recuperación. Luego de un año y ya recuperado, un buen día el pulpo aprovechó la oscuridad de la noche y un descuido, se escabulló por un agujero de la malla de su piscina, se arrastró casi tres metros hasta un desagüe de 15 cm de diámetro y por allí avanzó otros 50 metros hasta alcanzar el mar y la libertad.
Estas actitudes de «agradecimiento», «empatía», «inteligencia» y «previsión» son algunos de los ejemplos de que el comportamiento de los animales no está tan lejos del nuestro, y que hay cosas profundas que nos unen. Y existen muchos más, y más aparecerán con los años seguramente.
Fuente: Entorno Inteligente