El control de la fiebre Q resulta de gran importancia para el sector ganadero, ya que se transmite fácilmente entre los animales y provoca importantes pérdidas económicas, y además puede contagiarse a las personas que están en contacto con el ganado infectado.
La web del Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, Neiker-Tecnalia, ha publicado los resultados de un estudio llevado a cabo por esa institución en el que han evaluado el efecto del tratamiento antibiótico y de la vacunación en el control de la fiebre Q en rebaños ovinos. Esta patología, producida por la bacteria Coxiella burnetti, provoca principalmente abortos aunque también puede dar lugar a partos prematuros en las ovejas, así como bajo peso y debilidad de los corderos en el momento de su nacimiento.
El control de esta enfermedad resulta de gran importancia, ya que se transmite fácilmente entre los animales y provoca importantes pérdidas económicas, además de que se puede contagiar a las personas que están en contacto con el ganado infectado. En las seres humanos, la fiebre Q puede darse de forma asintomática o como una gripe leve; sin embargo, puede haber algún caso en el que se presenta como neumonía o hepatitis, o ambas al mismo tiempo.
La investigación de Neiker-Tecnalia se centró en el ganado ovino, debido a que es uno de los principales reservorios de la infección en el País Vasco. Así los investigadores comprobaron que el 74% de los rebaños ovinos de Euskadi contenían al menos un animal con anticuerpos frente a la bacteria Coxiella burnetii. El hecho de que un animal presente estos anticuerpos significa que ha entrado en contacto con la bacteria, pero no supone que haya pasado necesariamente la fiebre Q. En el caso del ganado caprino, el porcentaje era del 45%; y en el ganado bovino, del 43%.
El primer tratamiento investigado fue la aplicación de antibiótico con oxitetraciclina en un rebaño afectado por fiebre Q. Los investigadores suministraron el antibiótico a ovejas preñadas en los días 100 y 120 de gestación y se consiguió reducir el número de abortos a niveles inferiores al 4%. Sin embargo, en el conjunto de las ovejas del rebaño, la oxitetraciclina no demostró ser eficaz para reducir la infección, ni el número de animales que eliminan la bacteria. De ahí que NEIKER-Tecnalia proponga un mayor esfuerzo investigador en este campo de la medicina veterinaria, ya que existen pocos antibióticos autorizados para la especie ovina que sean eficaces contra las bacterias intracelulares, como es el caso de Coxiella burnetii.
A los cuatro años de vacunar anualmente se consiguió erradicar la infección, aunque no la bacteria
La aplicación de una vacuna inactivada para el control de la enfermedad a corto (1 año) y largo plazo (4 años) ofreció resultados más prometedores. En el primer año tras la vacunación no se apreciaron efectos inmediatos, debido a que los rebaños analizados presentaban un porcentaje muy alto de infección. Sin embargo, con vacunaciones periódicas anuales se consiguió ir reduciendo la infección hasta lograr la ausencia de infección tras cuatro años de vacunación.
La vacuna tuvo un efecto beneficioso en el control de los abortos que, tras el primer año de vacunación, se redujeron de forma significativa (<2%). La fiebre Q provoca una tasa de abortos en el ganado ovino en torno al 6%-10%.
Tras los cuatro años de vacunación, la ausencia de infección en los animales no implicó necesariamente la erradicación de la bacteria Coxiella burnetii en la explotación ovina, ya que esta bacteria es muy persistente en el ambiente y se mantuvo presente en las instalaciones (superficies, suelo, arosoles) durante periodos prologados. Por tanto, en rebaños infectados tras un brote de fiebre Q, Neiker-Tecnalia recomienda vacunar al menos durante un periodo de cinco años. Al vacunar se debe prestar especial atención al grupo de animales jóvenes cuando cumplen tres meses de edad, de forma que se inmunicen contra la bacteria lo antes posible.
Por otra parte, los técnicos de Neiker-Tecnalia constataron que las principales vías de eliminación de Coxiella burnetti en el ganado ovino son los fluidos vaginales y las heces y, en menor medida, la leche. La eliminación a través de la leche se concentra básicamente en el primer mes tras el parto, mientras que la excreción vaginal y fecal es más prolongada. Esta eliminación representa un riesgo de transmisión de la fiebre Q a los animales susceptibles y las personas que frecuentan la explotación.
Fuente: agromeat