Mucha gente no se hace a la idea de que los gatos pueden llegar a tener las mismas enfermedades que las personas y se sorprenden cuando oyen que nuestro amigo felino tiene depresión. Aunque sí que es cierto que en los gatos es más difícil detectarla.
Las causas de que nuestro felino tenga depresión pueden ser muy variadas, igual que las nuestras. Puede ocurrir que haya llegado algún miembro nuevo de la familia y se sienta desplazado o incluso que falte alguien. También puede ser que haya habido cambio en sus rutinas o incluso que nos hayamos mudado de casa y no encuentre su sitio en su nuevo hogar.
La depresión en los gatos
Aunque los gatos son animales tranquilos que pasan más tiempo durmiendo y es complicado saber a ciencia cierta que padecen depresión sin ir a un veterinario, si hay algunos síntomas o cambios en sus rutinas que nos pueden llevar a pensar que algo no va bien.
Algunas señales pueden ser que notes que no maulla tanto como lo hacía antes y que cuando llegas a casa ni siquiera te saluda. Cuando le pones la comida no la hace mucho caso y no la toca en todo el día. Tampoco quiere beber agua. Con respecto a su aseo ocurre, a veces, que dejan de lamerse y se vuelven o más agresivos o demasiado tranquilos, como si estuvieran desganados todo el día. Esta actitud les llevará a dormir más y a refugiarse en sitios escondidos donde solo pueda estar él.
La depresión en los gatos
Que padezca estos síntomas también puede ser porque tenga otro tipo de enfermedad, pero al primer momento en que notes comportamientos extraños en él, lo ideal es que le lleves al veterinario para que pueda detectar lo antes posible el problema y le ponga tratamiento antes de que sea más grave.
Fuente: Facilicimo