En tan solo 40 años se prevé que la población mundial consuma un 73 por ciento más de carne y un 58 más de leche que en la actualidad. La producción intensiva tiene la clave para alimentar a las ciudades en crecimiento, pero es indispensable mejorar su uso de los recursos naturales y reducir sus efectos ambientales.
Para el año 2050 una población mundial más numerosa consumirá dos terceras partes más de proteínas animales que hoy, con más presión sobre los recursos naturales del planeta, indica un informe de la FAO publicado a mediados de diciembre.
El crecimiento demográfico y el aumento de los ingresos están estimulando una tendencia actual hacia un consumo mayor per cápita de proteína animal en los países en desarrollo, expone el informe World Livestock 2011: Livestock in food security. Se prevé un aumento del consumo de carne de casi el 73% para el año 2050; el consumo de productos lácteos crecerá un 58% respecto a los niveles actuales.
Gran parte de la futura demanda de la producción pecuaria -especialmente en las ciudades en acelerada expansión de todo el mundo, donde se está produciendo la mayor parte del crecimiento demográfico- se satisfará a través de operaciones en gran escala de cría intensiva de animales, puntualiza el informe. Y añade que, en las condiciones actuales, no hay alternativas técnicas ni económicas viables a la producción intensiva para satisfacer la demanda de productos pecuarios de las ciudades en crecimiento.
Pero esos sistemas son motivo de preocupación debido a sus repercusiones ambientales, como la contaminación de las aguas subterráneas y las emisiones de gases de efecto invernadero, así como por su potencial patológico, advierte el informe, y añade que es urgente reducir los efectos ambientales de la producción intensiva.
La FAO señala que, a partir de los conocimientos y la tecnología de hoy, eso podría lograrse por tres vías: reducir el nivel de contaminación generado a partir de los residuos y gases de efecto invernadero; reducir los insumos de agua y cereales necesario para la producción de proteínas animales; y reciclar los productos agroindustriales secundarios a través de las poblaciones pecuarias.
La única forma de satisfacer la demanda es aumentar la eficacia
El aumento de la producción pecuaria en los últimos 40 años se debió principalmente a un aumento del número global de animales en cría. Pero es difícil imaginar cómo se podría satisfacer la demanda prevista duplicando la cría de aves de corral, aumentando un 80% la de pequeños rumiantes, un 50% la de bovinos y un 40% la de porcinos, con la misma cantidad de recursos naturales que se utilizan hoy.
Más bien, el aumento de la producción tendrá que producirse logrando que los sistemas pecuarios convirtieran con más eficiencia los recursos naturales en alimentos y produjeran menos residuos. Para esto, es necesario invertir capital, dar apoyo normativo y un marco de reglamentación.
La sanidad animal es decisiva
Hay además otros desafíos que también deberán afrontarse, como la sequía, la escasez de agua y otras repercusiones relacionadas con el clima -por no mencionar el peligro de las enfermedades de los animales, algunas de las cuales pueden ser una amenaza directa para la salud humana-, que tendrán que tratarse con sumo cuidado al intensificar la producción pecuaria.
Los sistemas de producción intensiva, y aquellos que invaden ambientes forestales o zonas periurbanas sin la higiene adecuada, son un caldo de cultivo para nuevas enfermedades — y la gestión de muchos de esos sistemas es negativa para la salud y el bienestar animal, explica el informe.
Y añade que no basta con inyectar recursos para afrontar las amenazas urgentes de enfermedades de hoy, sino que es necesario financiar la vigilancia de las enfermedades y la investigación epidemiológica a fin de anticipar futuras enfermedades en los países que producen el grueso de los alimentos de origen pecuario.
El informe completo está disponible en inglés en este enlace: http://www.fao.org/docrep/014/i2373e/i2373e00.htm
Fuente: www.fao.org