El ganado afectado por el virus de la fiebre aftosa se vuelve infeccioso medio día después de la aparición de los signos clínicos y el riesgo de contagio es de solo 1,7 días, la mitad de lo que se creía. Así lo revela un estudio británico (Charleston et al., Science, Vol. 332), que ayudaría también a reducir el número de exterminios de animales, una de las medidas aplicadas para detener la propagación de la enfermedad.
Es el primer trabajo que define cuándo el ganado con la enfermedad de la fiebre aftosa puede transmitir el virus a otro rebaño y en el que se demuestra que los animales no son infecciosos a pesar de que el virus esté presente en la sangre, en las secreciones nasales o en la garganta. El estudio determina los periodos de incubación y de infección de la fiebre aftosa a animales sanos. Los investigadores pusieron en contacto 28 vacas sanas con una vaca infectada durante ocho horas y observaron que ocho de ellas se contagiaron.
Según los científicos, las vacas con el virus de la fiebre aftosa se vuelven infecciosas medio día después de que aparezcan los signos clínicos de la enfermedad, y el riesgo de infección se prolonga durante 1,7 días. Después de este periodo, el sistema inmunológico entra en acción y limita la duplicación del virus. Según los investigadores, este primer análisis para una infección viral grave sugiere que los controles del nivel de infección que se usan deben replantearse. El exterminio de animales es una de las medidas aplicadas para detener su propagación. Por ello, según los científicos, la detección temprana de los síntomas clínicos es importante para establecer nuevos métodos de control, aislar a los animales infectados y evitar la expansión del virus a otros rebaños.
El experimento británico abre una nueva puerta al control de enfermedades infecciosas. Sin embargo, deben realizarse estudios más detallados para determinar la naturaleza del virus infeccioso y conocer cómo la vacunación puede influenciar su transmisión. Hacer análisis similares al del virus de la fiebre aftosa con otras enfermedades virales graves, como el virus de la gripe, es otra de las sugerencias de los investigadores.
Reino Unido sufrió la mayor epidemia de VFA en 2001: se mataron millones de animales y se perdieron miles de millones de libras antes de que se llegase a controlar la enfermedad.
Fuente: Albéitar
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