La identificación de agentes causales de enfermedades o plagas en plantas y animales se realiza desde la genética. En Ecuador, científicos de universidades como la Central e instituciones públicas, como la Agencia Ecuatoriana de Aseguramiento de la Calidad del Agro (Agrocalidad), estudian el comportamiento de estos males desde sus orígenes.
Para Elizabeth Minda, investigadora del Centro Internacional de Zoonosis de la Universidad Central del Ecuador, las técnicas de biología molecular ayudan a determinar de forma directa los parásitos que producen enfermedades.
En el país existen laboratorios en universidades en los que los expertos intentan conocer cómo se desarrollan los virus y los parásitos en los animales y plantas. Sin embargo, Minda señala que la mayoría no está destinada al diagnóstico como tal sino a la investigación en comparación con los centros que están al servicio de la actividad agropecuaria.
En el Centro Internacional de Zoonosis de la Universidad Central se estudian las enfermedades que presentan los animales, pero que pueden ser transmitidas a los humanos. Una de ellas es la brucelosis, de origen bacteriano, que ataca a varias especies de mamíferos.
La investigadora ecuatoriana indica que se ha trabajado en la tipificación a través de diferentes muestras. Por medio de la identificación de esta bacteria, los especialistas pueden determinar el género y la especie.
En el Centro de Zoonosis colaboran veterinarios, biólogos y expertos de universidades del extranjero. Además, se rige bajo el amparo del proyecto Prometeo de la Senescyt.
Sin embargo, existen laboratorios que están destinados al diagnóstico temprano de patógenos que afectan a los animales, cultivos y contaminantes.
Las muestras se clasifican de acuerdo con su origen: animal o vegetal. Para ser manipuladas, los especialistas del laboratorio de Biología Molecular de Agrocalidad, ubicado en Tumbaco (noreste de Quito), utilizan protecciones en su cabeza, manos, cuerpo y pies para evitar el contagio tanto de la persona como del laboratorio.
Un nuevo tratamiento genético, esperanza para los enfermos de párkinson El estudio del ADN apunta a la vida artificial Los genetistas ecuatorianos tras la pista del cáncer Diego Vizcaíno, director ejecutivo de Agrocalidad, dice que el objetivo de instalar el laboratorio en el país es diagnosticar de forma eficiente los diferentes agentes que causan malestares o inconvenientes en el sector agropecuario.
En el laboratorio se reciben muestras de hojas, tallos, raíces, sangre, tejidos de animales junto con la documentación que se requiere para la orden de trabajo, en la que se detalle el tipo de diagnóstico.
El ADN es extraído por métodos mecánicos y físico- químicos en un área de preparación de las muestras. Los especialistas son los encargados de verificar la calidad y cantidad del material genético por medio de un equipo tecnológico denominado Nanodrop.
Luis Ramos, director de los laboratorios de Agrocalidad, señala que en el diagnóstico se identifica una fracción genética característica de un organismo. Para esto se utiliza la técnica denominada PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa).
A partir de una pequeña cantidad de material genético (ADN o ARN) se generan copias de una fracción característica del organismo que se está identificando. Por medio de equipos, como los termocicladores, se consigue cambios de temperatura en periodos cortos que permiten la multiplicación de las cadenas de ADN.
En el centro de diagnóstico existe un área denominada Master Mix en la que se prepara una solución con todos los reactivos que se necesitan para conseguir la multiplicación de las cadena de ADN.
En otra área, los especialistas juntan el material genético extraído con la solución de reactivos que fueron preparados. La mezcla obtenida es colocada en placas para que los termocicladores multipliquen las cadenas de ADN. “Durante todos los procesos de investigación, las áreas, los materiales y los equipos deben estar libres de cualquier tipo de contaminación para evitar que el diagnóstico sufra una alteración”, dice Ramos.
Fuente: El Comercio