Un panel de expertos en nutrición de la Unión Europea ha dado su conformidad al uso de proteína de la leche de cabra en leches infantiles de inicio y de continuación, tras contrastar datos de varios estudios en los que se compararon las proteínas de leche de vaca con las de cabra. Aún así, hacen una serie de recomendaciones.
A la petición de la Comisión Europea sobre una solicitud de la cooperativa neozelandesa Dairy Goat Co-operative, el Panel de Productos de la dieta, nutrición y alergias ha elaborado un informe sobre la idoneidad de la proteína de leche de cabra como fuente de proteína en leches de inicio y de continuación.
En 2004 el Panel, también a petición de la Comisión Europea, pidió una opinión científica para evaluar la proteína de leche de cabra como fuente de este nutriente para las leches de inicio y de continuación, y concluyó que no había suficientes evidencias para establecer su idoneidad.
La alergia a la leche de vaca es la alergia más frecuente en los primeros años de vida y existe un elevado riesgo de reactividad cruzada con la proteína de la leche de cabra en estudios clínicos, por lo que ésta también podría inducir reacciones alérgicas. Actualmente, no hay datos suficientes sobre ello y no es posible predecir su incidencia o gravedad. No existen datos convincentes que muestren que la incidencia de estas reacciones alérgicas sean más o menos bajas cuando se comparan fórmulas basadas en leche de cabra y de vaca.
El Panel consideró datos de varias fórmulas, además de los obtenidos en la prueba previa realizada en 2004.
El estudio se realizó con 200 niños australianos, elegidos al azar para recibir una fórmula de leche infantil con proteína de leche de cabra sin modificar o una fórmula de leche de vaca de forma exclusiva durante los cuatro primeros meses, y a continuación como alimentación complementaria hasta los 12 meses de vida. No hubo diferencias estadísticamente significativas o se apreciaron diferencias clínicamente relevantes en peso, estatura o desarrollo de la circunferencia de la cabeza entre ambos grupos. Se hizo también un grupo de referencia exclusivamente alimentado con leche materna. Aunque las características básicas de los participantes fueron comparables entre los dos grupos, cabe decir que en el de leche de cabra más madres habían sido fumadoras durante la gestación. Los niños alimentados a pecho tuvieron mayor peso al nacimiento, menos índice de masa corporal maternal anterior al embarazo, menor porcentaje de madres fumadoras y padres con mayor nivel educativo. La ingestión media diaria de las fórmulas del estudio no fue diferente entre los grupos de las fórmulas hasta los cuatro meses de vida.
El patrón de crecimiento de los niños difirió, tal y como se esperaba, del estándar de crecimiento de la OMS, en particular con respecto al peso-estatura. Hubo diferencias en la bioquímica sanguínea entre los dos grupos de las fórmulas, que fueron significativas para la urea y el ácido fólico, lo que refleja diferencias en la composición, pero no tiene nada que ver con la idoneidad nutricional o de seguridad de las mismas. También se observaron algunas diferencias en los niveles de aminoácidos indispensables (L-isoleucina, L-treonina, L-fenialanina y L-valina) entre los grupos de fórmulas pero ninguno tuvo significación clínica.
Tampoco se encontraron diferencias en la incidencia de efectos adversos graves en los dos grupos de niños alimentados con las dos fórmulas durante los 12 meses.
Los resultados de este estudio se han visto apoyados por los resultados de la prueba considerada en la evaluación previa del Panel en el que, sin embargo, el tamaño de muestra fue insuficiente para establecer conclusiones. El Panel concluye que la proteína de la leche de cabra puede ser apropiada como fuente de proteínas para leches de inicio y de continuación, lo que permite que el producto final cumpla con los criterios de composición establecidos en la Directiva 2006/141/EC.
El Panel destaca que existen diferencias en la composición de la leche de cabra y de vaca, que deben tenerse en cuenta a la hora de fabricar leches para niños, particularmente en la composición de caseínas.
Finalmente, cabe destacar que cuando se utilice proteína de leche de cabra en fórmulas para niños, debe prestarse especial atención en el contenido proteico y la composición de las proteínas lácteas, así como en los aminoácidos, que deberían estar en el producto final cumpliendo los requisitos de la Directiva 2006/141/EC, añadiendo aminoácidos libres en cantidades apropiadas, si es necesario.
Escrito por: Belén González Gracia.
Fuente: albeitar.portalveterinaria.com