El número de caballos positivos a piroplasmosis importados de Europa varía considerablemente de un país a otro, según los nuevos hallazgos que han presentado unos investigadores suizos. Con la piroplasmosis extendiéndose sigilosamente por el mundo en el siglo XXI, sobrepasando su tradicional área de influencia tropical/subtropical, dichos investigadores han hecho un estudio estadístico sobre su prevalencia para entender mejor cómo el país que antes estuvo libre de la patología acoge ahora al parásito responsable de la piroplasmosis.
Desde 1994 cuando se descubrió el primer caso, Suiza ha alcanzado una alarmante tasa de seroprevalencia de 7,3% según Liv Sigg, DVM, PhD, una investigadora de la clínica equina del departamento de medicina veterinaria de la University of Berne, y primera autora del estudio. Con 85.000 caballos viviendo en Suiza, esto significa que más de 6.000 están infectados probablemente por los microorganismos Theileria equi o Babesia caballi, o bien por ambos. T. equi y B. caballi son parásitos que viven en la sangre y causan piroplasmosis. Los responsables de su expansión son principalmente garrapatas, pero también se pueden transmitir por agujas contaminadas, como se vio en un caso reciente en North Carolina.
Al estudiar una muestra representativa de caballos nativos e importados, Sigg y sus colaboradores descubrieron que los caballos importados desde España y Portugal tenían las tasas seropositivas más elevadas (36,4% y 50,0%, respectivamente). Los de Francia tenían la tercera tasa más elevada con 17,4% y al menos la mitad de los caballos nativos seropositivos habían viajado a Francia con anterioridad (permaneciendo en el país desde un día a tres años). Menos del 5% de la población nativa era seropositiva.
Los caballos importados de Alemania tenían una tasa de seropositividad de sólo 1,0% y ninguno de los animales que provenían de Holanda, Irlanda, Bélgica o Dinamarca fueron seropositivos, afirmó Sigg.
La expansión de la piroplasmosis hacia lugares no tropicales como Europa y América del Norte está relacionada probablemente con el aumento del transporte equino, una creciente población tanto de garrapatas y sus huéspedes (caballos y otros mamíferos) y con el calentamiento global, afirma Sigg.
«Es esencial el diagnóstico preciso de la infección de la piroplasmosis equina para proporcionar una información de base de su prevalencia, incidencia y distribución en la población equina afectada», dijo Sigg, «y es, por lo tanto, un prerrequisito para elaborar medidas de control apropiadas y efectivas». A pesar de estos hallazgos, Liv dice que se debe ser cauto en su interpretación porque el número de caballos estudiados en algunos países era pequeño.
La piroplasmosis
La piroplasmosis equina (EP), como su propio nombre indica, es una enfermedad propia de los equinos (caballos, asnos, mulas y cebras) causada por parásitos protozoarios que invaden las células rojas de la sangre causando su destrucción. Hay dos especies de estos protozoarios, la Babesia equi y la Babesia caballi que están presentes en el 90% del mundo habitado por caballos. Sólo Canadá, Estados Unidos, Australia, Japón, Inglaterra e Irlanda no se consideran áreas endémicas.
La enfermedad se transmite por la sangre y generalmente se transmite por las garrapatas y otros insectos, sin embargo una inadecuada desinfección de agujas hipodérmicas o de otros instrumentos podrían también causar la transmisión mecánica. La Babesia Caballi causa una enfermedad menos severa ya que tan solo aproximadamente el 1% de las células rojas de la sangre se infecta. Las infecciones pueden no ser aparentes, pero pueden persistir de 1 a 4 años, aunque al final se eliminan. Se pueden dar formas agudas, crónicas o inaparentes, caracterizándose por malestar, inapetencia, hemoglobinuria, hemoglobinemia, anemia, incoordinación, ataxia y rechinar de dientes.
La Babesia Equi infecta hasta un 20% de las células rojas de la sangre, produciendo señales clínicas más severas como fiebre, anemia, ictericia, aumento de ritmo respiratorio y cardiaco y agrandamiento del bazo. Dado que los parásitos destruyen las células rojas de la sangre se produce la anemia, y el desprendimiento de la hemoglobina pueden producir ictericia y una orina de color oscuro. También pueden llegar a darse casos de cólico, estreñimiento seguido por diarrea, e inflamación de las extremidades. Los potros pueden ser infectados en el utero, incluso con riesgo de aborto o de nacer anémicos y débiles. Los animales infectados por la Babesia Equi se vuelven portadores de por vida.
Fuente: *Sigg L, Gerber V, Gottstein B, Doherr MG, Frey CF. Seroprevalence of Babesia caballi and Theileria equi in the Swiss horse population. Parasitol Int. 2010 Sep;59(3):313-7.