Numerosos espacios naturales de la península atisban su supervivencia gracias a la consolidación o a la recuperación de actividades tradicionales que están contribuyendo además a la salvación de algunas razas autóctonas.
Algunos de los más valiosos ecosistemas peninsulares -como las dehesas, los prados, los arrozales o numerosos embalses y pantanos- están tan profundamente intervenidos por el hombre que su conservación depende precisamente de que el hombre siga haciendo en ellos lo que tradicionalmente ha hecho durante siglos.
Ése es el objetivo de la Red Natura 2000, el principal instrumento de conservación de la Unión Europea, un conjunto de casi 26.000 espacios que se quieren proteger para garantizar a largo plazo la supervivencia de las especies y los hábitats más valiosos de Europa.
Durante los últimos años, los esfuerzos de algunas organizaciones profesionales y conservacionistas están permitiendo recuperar, por ejemplo, razas ganaderas autóctonas que están asegurando la calidad de muchos de esos hábitats.
El papel de las especies ganaderas españolas
Razones históricas, culturales y también argumentaciones estrictamente medioambientales justifican los trabajos para recuperar razas como la vaca blanca cacereña, la oveja merina negra o la cabra de Guadarrama, catalogada ésta última como «en peligro de extinción» pero que ha vuelto a «colonizar» muchos espacios del centro peninsular.
Animales muy rústicos están contribuyendo a rentabilizar zonas de difícil acceso. En la localidad madrileña de Villa del Prado se localiza una de las cabañas más numerosas de esta raza caprina; sobre los Encinares del Río Alberche y el Río Cofio, un valioso espacio de la Red Natura 2000 que destaca por su buen estado de conservación, a pesar de la cercanía a Madrid (apenas 80 kilómetros) y por albergar algunas de las especies de flora y fauna más emblemáticas de la península ibérica.
En ese lugar, unas quinientas cabras de Guadarrama, una especie autóctona que sólo ha sobrevivido en zonas altas del centro, pasta a diario y garantiza con su presencia la buena conservación del lugar.
Su propietario, el ganadero Juan Antonio Martín del Pozo, ha subrayado que estas actividades tradicionales son «fundamentales» para el medio ambiente porque contribuyen a que el monte esté más limpio y mejor cuidado, y ha citado ésta como un ejemplo de actividad económica tradicional y rentable «perfectamente compatible» con la conservación.
Martín del Pozo preside la Asociación de Criadores de Cabra de Guadarrama, una organización que desde hace veinte años trabaja para garantizar la conservación de la raza y procurar su expansión, y que está promoviendo que muchos ganaderos modernicen y adapten sus explotaciones a las cada vez mas exigentes condiciones sanitarias.
Se trata, además, de animales muy rústicos que están contribuyendo a rentabilizar zonas de difícil acceso que no resultan aprovechables para otro tipo de ganado.
La veterinaria Paloma Díez de Tejada ha observado que se trata de un animal en peligro de extinción y catalogado dentro de las razas de «protección especial» por el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, y ha explicado que tras el descenso que ha experimentado el censo durante los últimos años, en la actualidad se ha estabilizado en torno a los 8.000 ejemplares.
En la Red Natura viven algunas de las especies más emblemáticas de la Península IbéricaEn declaraciones a EFE, Díez de Tejada ha celebrado la incorporación de gente joven a la explotación de este tipo de ganado, lo que a su juicio es un signo «muy esperanzador» tras la tendencia de los últimos años de vender rebaños enteros o de apostar por otras razas.
La actividad de esta cabaña se sucede sobre uno de los lugares mejor conservados de la Red Natura en España, los Encinares del Río Alberche y el Río Cofio, catalogados como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), las dos figuras previstas en la Red Natura 2000.
Un espacio en el que viven algunas de las especies más emblemáticas de la Península Ibérica, como el águila imperial o el buitre leonado; una extensa mancha verde que se extiende por las comunidades de Madrid, Castilla-La Mancha y Castilla y León; un espacio ejemplar de la Red Natura 2000 para comprender cómo la supervivencia a largo plazo de especies y hábitats puede depender de las actividades más tradicionales.
Fuente: 20 Minutos