octubre 2, 2024 6:13 AM

Laringotraqueítis infecciosa: un problema que no desaparece

La laringotraqueítis infecciosa es un problema cíclico en muchos países y cada vez que se presenta es causa de pérdidas económicas. Sin embargo, no debe ser considerada un problema imposible de resolver.

Artículo de Guillermo Zavala, DVM, MAM, MS, PhD, Dipl. ACPV, Avian Health International, LLC, Profesor Adjunto en la Universidad de Georgia, EUA.

En un mundo actual en el que la industria avícola se preocupa justificadamente por amenazas potencialmente catastróficas como la influenza aviar no debemos olvidar que hay problemas patológicos que no desaparecen del panorama cotidiano y que son causa de mermas económicas todos los días.

Pollos 6

En los últimos años muchos países se han visto afectados por otros problemas respiratorios que incluyen micoplasmosis aviar, enfermedad de Newcastle, bronquitis infecciosa, laringotraqueítis infecciosa e infección por metapneumovirus aviar, además de diversos problemas de origen bacteriano.

Las posibles deficiencias en ventilación y calidad de aire dentro de los galpones aviares son también un problema desafiante que puede desencadenar o complicar muchos otros desafíos en sanidad y desempeño económico.

La laringotraqueítis infecciosa (LT) por ejemplo, es un problema cíclico en muchos países y cada vez que se presenta es causa de pérdidas económicas derivadas de bajas en el consumo de agua y alimento, retraso en el crecimiento, incremento en la mortalidad y bajas en la producción de huevo fértil o huevo comercial.

La LT no debe ser considerada un problema imposible de resolver. Aunque su erradicación es difícil especialmente en zonas avícolas donde coinciden aves de traspatio, reproductoras, ponedoras y pollos de engorde, el trabajo combinado de la bioseguridad y la vacunación es capaz de controlar efectivamente esta enfermedad.

Las aves infectadas siempre serán portadoras

Para un control efectivo, el profesional de campo debe considerar que al ser la LT producida por un herpes virus, las aves o parvadas infectadas con virus de campo o vacunales serán siempre portadoras. Esto significa que una vez infectadas las aves con virus vacunales atenuados o de campo siempre se conservará el potencial de recrudecimiento de la infección, de manera que existirá la posibilidad permanente de transmisión de estos virus a otras parvadas dentro de la misma granja o a otras granjas.

Cuando los virus vacunales o de campo son transmitidos a aves no vacunadas pueden ganar gradualmente virulencia hasta causar un verdadero brote clínico de LT.

Importancia de la bioseguridad

Un segundo concepto de importancia es que los virus vacunales o de campo pueden permanecer viables por algún tiempo en materiales inertes o biológicos como ropa, calzado, bandejas y cajas de huevo, vehículos, piel y cabello del personal de campo, pollinaza y gallinaza, por mencionar solo algunos.

Por ello, los programas de bioseguridad deben considerar de inicio ambos conceptos:

a) las aves infectadas o vacunadas siempre serán portadoras y siempre podrán excretar virus que pueden ganar virulencia al ser transmitidos a aves no vacunadas; y

b) el virus (vacunal o de campo) permanece viable en materiales inertes o biológicos que pueden ser fuentes de infección.

Si se establecen programas de bioseguridad para impedir la transmisión de virus de parvadas vacunadas o previamente infectadas hacia parvadas sin vacunación; y si se establecen sistemas de bioseguridad, limpieza, desinfección y de flujo específico de personal dentro de la empresa habrá una gran oportunidad de controlar y prevenir la infección.

En cuanto al flujo de personal, debe considerarse que el personal que entra cotidianamente en contacto con aves vacunadas o previamente infectadas puede representar un vector físico de transmisión hacia lotes de aves desprotegidas.

Por ejemplo, quien visite reproductoras o ponedoras vacunadas con virus activo atenuado no debe visitar posteriormente pollos de engorde o pollitas de reemplazo no vacunadas para evitar su infección. El mismo concepto es aplicable al flujo de materiales y equipo necesarios en las granjas. Es decir, no debe compartirse el equipo y vehículos destinados a granjas vacunadas o infectadas con granjas completamente libres de LT y sin protección vacunal.

Periodo de incubación de laringotraqueítis

Otro concepto importante a considerar es el periodo de incubación de LT. Las aves se infectan e incuban al virus por varios días, generalmente 3-5 días antes de mostrar los primeros signos clínicos de enfermedad y/o un incremento en la mortalidad.

Durante este periodo de incubación una persona observadora y con experiencia puede notar que la parvada infectada y en periodo de incubación ha dejado de consumir el volumen de agua esperado, que las aves están consumiendo menos alimento, y que algunas de ellas se observan deprimidas.

Eventualmente la mortalidad se incrementa substancialmente hacia el día 5-7 post-infección y esta mortalidad puede duplicarse cada día hasta alcanzarse un pico en la mortalidad en unos cuantos días antes de que comience a descender y volver a la normalidad unos 10-14 días después de la infección inicial, no sin antes haber causado pérdidas considerables.

Es importante saber que las aves infectadas excretan grandes cantidades de virus infecciosos durante el periodo de incubación, antes de manifestarse los primeros signos clínicos. Las personas que entran en contacto directo con parvadas infectadas durante este periodo no tienen manera de saber que ellas mismas serán portadoras físicas del virus y podrán llevar virus infecciosos a otras parvadas sin saberlo.

Por ello, los sistemas de bioseguridad deben estar diseñados para reducir al mínimo la transmisión de enfermedades infecciosas como la LT. Las acciones más lógicas consistirán en bañarse completamente y usar ropa, calzado y protección para la cabeza antes de entrar a cualquier granja. Además se deben desinfectar las manos y cuando sea posible, usar guantes para reducir el potencial de transmisión. Ninguno de estos materiales (ropa, calzado, guantes, etc.) debe ser compartido entre granjas. Tampoco deben visitarse lotes de aves vacunadas con virus activo atenuado para después visitar lotes no vacunados.

El material de cama (pollinaza o gallinaza) debe ser considerado material infeccioso y por ello se le debe manejar como tal. La gallinaza o pollinaza nunca deben ser transportadas en camiones abiertos para evitar que las plumas y el polvo alcancen lotes o granjas desprotegidas. Además, no se debe aplicar el material de cama contaminado con virus vacunales o de campo como fertilizante o para ganado en campos agrícolas cercanos a cualquier granja avícola. Entre otros muchos agentes infecciosos, los virus de LT, influenza aviar y enfermedad de Newcastle, además de las salmonellas pueden ser fácilmente transmitidos a través de material de cama mal manejado, transportado y aplicado.

Vacunación: arma importante

Adicionalmente a la bioseguridad, la vacunación puede ser un arma importante en el combate y la prevención de LT. Existen vacunas a virus activo atenuado producidas en cultivos celulares (TCO) o en embriones de pollo (CEO), además de vacunas recombinantes en las que el vector utilizado es un virus herpes de pavo (HVT) o virus de viruela (POX) que expresan en su superficie proteínas inmunogénicas de virus de LT. En algunas regiones se han utilizado también vacunas inactivadas contra LT, pero su uso es muy limitado y la verdadera protección que inducen es todavía muy controversial.

Una descripción completa de todos estos tipos de vacunas requeriría mucho espacio. Baste mencionar que las vacunas que mejor protección inducen (CEO) son desafortunadamente las más riesgosas y las que tienen el mayor potencial de inducir “LT vacunal”. Mal manejadas y aplicadas, las vacunas CEO pueden ser la fuente misma de brotes de LT vacunal en el campo.

Las vacunas TCO son muy populares en ponedoras y reproductoras pero tienen la desventaja de que deben ser aplicadas en forma individual mediante gota en el ojo.

Las vacunas más seguras o más inocuas son las vacunas recombinantes. Aunque estas vacunas recombinantes proporcionan una protección aceptable contra mortalidad, signos clínicos y pérdidas económicas, desafortunadamente permiten que las aves vacunadas y expuestas a virus de campo se infecten y excreten virus de campo a pesar de estar protegidas ellas mismas contra mortalidad y signos clínicos.

La industria ha adoptado el uso masivo de vacunas recombinantes (en vector HVT o POX) porque no inducen reacciones postvacunales adversas, no causan pérdidas en crecimiento y conversión alimenticia o calórica, y porque permiten una protección aceptable en pollos de engorde hasta la edad de comercialización, especialmente en empresas que tienen ciclos de engorde de hasta 49 días.

Como puede verse, no existen vacunas “perfectas” contra LT, pero se cuenta con productos biológicos funcionales que permiten operar en forma económica.

Control: enfoque combinado

Dado que no existen vacunas “perfectas” es crítico utilizar un enfoque que combine bioseguridad y vacunación en zonas con desafío de campo. En muchas circunstancias no se justifica vacunar a los pollos de engorde si el desafío de campo es nulo o casi nulo y entonces se opta por vacunar solamente a las ponedoras y reproductoras sin vacunar a los pollos de engorde, para confiar principalmente en la bioseguridad.

Cuando el desafío de campo es importante entonces se opta por vacunar a los pollos de engorde con algunas de las opciones descritas. La industria de los Estados Unidos utiliza primordialmente vacunas recombinantes para pollos de engorde, a excepción de algunos casos en los que los pollos pueden recibir vacunas CEO si se engordan a más de 60 días de edad; si el desafío de campo es considerable; y si las autoridades locales permiten el uso de vacunas CEO.
Dependiendo de cada zona y cada circunstancia las ponedoras y reproductoras son generalmente vacunadas con vacunas recombinantes solas o seguidas de vacunas TCO.

Dos factores más son necesarios para el control efectivo de LT y de otras enfermedades infecciosas:

a) laboratorios de diagnóstico capaces de identificar rápida y precisamente algún brote de LT; y

b) un sistema de informática que cuente con la localización satelital precisa de cada granja y algún custodio de esta información que coordine los esfuerzos de la industria en el control de esta y otras enfermedades infecciosas.

Fuente: El Sitio Avícola

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