diciembre 2, 2024 6:04 AM

Las aves también tienen una red social global

‘eBird’ es una herramienta virtual para reportar el avistamiento de aves en tiempo real. En La Conejera, norte de Bogotá, Carlos Aponte captó con su cámara una tingua, una de las tantas especies de pájaros que se mueven aún por este humedal.

Luego, desde su computador personal y sin tener necesariamente que salir de la zona, transmitió ese avistamiento a una comunidad de más de 100 mil personas, entre científicos y aficionados, que, a las 6:00 de la mañana de ese día de septiembre, estaban enlazados con él en todo el mundo.

Aponte, un administrador de empresas sin conocimientos de biología, pero apasionado por la observación de pájaros, logró compartir ese hallazgo y hacerlo público más allá de su pequeño universo, porque él hace parte de la red ornitológica mundial eBird.

Cada vez que su trabajo de oficina se lo permite, camina por los cerros orientales de Bogotá o entre la vegetación de parques y otros ecosistemas que aún sobreviven en medio de la urbanización, y reporta sus hallazgos a través de esta especie de ‘red social de las aves del mundo’.

Como Aponte, hay millones de personas que están haciendo una labor similar y diaria sobre sus avistamientos, que poco a poco se han convertido en datos digitales.

eBird ha alcanzado a reunir más de 150 millones de informes, un número que está aumentando en un 40 por ciento al año. En un solo mes pudo acumular hasta 6 millones de nuevas observaciones desde 169 países.

Incluso, ha desarrollado una metodología poco usual: los vuelos están señalados con mapas de calor, representados en varios tonos de naranja y en función de la densidad y movimiento de las aves a través del espacio. Algo más de 300 especies ya tienen un mapa así, que permite, incluso, tomar decisiones en tiempo real. Por ejemplo, los mapas se utilizan para hacer un seguimiento de las aves migratorias. Y dependiendo del área o la ruta que toman, se puede analizar en cuál de ellas descansan y cuáles otras son utilizadas para alimentarse, esto con el fin de preservarlas o evitar su deterioro.

En esencia, y como principio fundamental, eBird permite acumular información sobre las aves que de otra manera se perdería en los libros de campo o en las publicaciones especializadas de unos pocos sabios.

Para entrar a esta comunidad basta registrarse de la misma forma como se obtiene un correo electrónico en cualquier página de Yahoo o Hotmail y en la dirección www.ebird.org

Luego de entregar los datos personales básicos y crear una contraseña, cada usuario puede comenzar a reportar observaciones, acumulando un récord de lo que ha visto, que a su vez puede comparar con el historial de otros.

Así, muchos pueden tener pistas sobre dónde buscar lo que no han logrado ver.

Se pueden reportar aves por localidades o periodos de tiempo, por lo que una persona que acaba de comenzar como ‘ebirder’ –así son bautizados los que integran el grupo– puede saber qué encontrar en cada región.

Un observador de aves simplemente introduce cuándo, dónde y qué observó y luego puede completar una lista de todas las especies captadas y escuchadas durante el recorrido. Luego, filtros automatizados, que aseguran la calidad de los datos y han sido desarrollados por expertos regionales en aves, revisan todos los reportes antes de que ingresen a la base de datos.

Para los expertos es la oportunidad de saber patrones de distribución, rutas, áreas de reproducción o fechas de llegada o de partida.

Incluso, permite descubrimientos. Por ejemplo, en Estados Unidos se creyó durante mucho tiempo que allí sólo había una población de orioles.

Aquellos mapas de calor creados para ciertas clases de especies mostraron que algunas de sus bandadas recorrían dos veces al año una misma región de Baltimore, lo que llevó a descubrir que no eran una sino dos poblaciones genéticamente distintas.

De paso, la herramienta ayuda a entender y a conocer la salud de la biodiversidad.

“Las aves son bioindicadores, quiere decir que cuando las vemos en un lugar podemos concluir automáticamente que ese sitio está relativamente sano y equilibrado. Las decisiones sobre qué conservar y dónde quedan automáticamente a la vista de todos”, explica Aponte.

Este es un proyecto desarrollado desde el 2002 por el Laboratorio de Ornitología de la Universidad de Cornell (Estados Unidos) y la Sociedad Nacional Audubon, esta última dedicada a la restauración y conservación de hábitats relacionados con las aves.

Aunque inicialmente estaba restringida a los países del hemisferio occidental, en junio del 2010 comenzó a recibir reportes de todo el planeta.

Sus datos se almacenan en un lugar seguro, se archivan todos los días y son accesibles a cualquier persona a través de la web Red de Conocimiento Aviar (AKN). A su vez, alimenta los sistemas de datos internacionales de diversidad biológica, como la Global Biodiversity Information Facility (GBIF).

Tiene algunas páginas o ‘sucursales’ enfocadas a Centroamérica, Perú, Argentina, Chile y el Caribe, al punto de que es descrita incluso como una herramienta que va más allá del simple estudio de las aves, porque sirve para reunir datos sobre la biodiversidad global.

También, ha sido destacada como ejemplo de la democratización de la ciencia, en la que los ciudadanos del común pueden actuar como investigadores, aportar datos y generar conocimiento.

Aún no tiene un capítulo para Colombia, el territorio más biodiverso del mundo en aves, país en donde no todos comparten su uso.

Aquí, dice Oswaldo Cortés, coordinador de la Red Nacional de Observadores de Aves, son más populares otras herramientas de registro como Xeno-Canto, que permite escuchar el canto de las especies al igual que reportar su ubicación, e Internet Bird Collection, que cumple una función parecida.“eBird es mucho más compleja para subir la información, labor que sigue tomando mucho tiempo”, dice Cortés, quien considera que ha faltado difusión de la herramienta.

Él agrega que todavía es mucho más usada por extranjeros.

Precisamente, eBird acaba de desarrollar un explorador de ‘Hotspots’, sitios de muy alta diversidad, pero que a la vez están en vulnerabilidad y riesgo.

Con esta herramienta se pueden planear viajes de avistamiento con base en los lugares que tienen más especies, y se pueden filtrar para que se muestren solo los resultados para un mes en especial, para los últimos 10 años o para identificar los sitios más visitados durante el último semestre.

Dicen los ornitólogos que cada vez que se ve o se identifica un ave en un jardín o en la selva, se tiene la pieza de un rompecabezas, ya sea local, regional o mundial.

Por ejemplo, cada año muchas aves vuelan desde Norteamérica y llegan a Suramérica buscando un mejor clima. ¿Cuándo inician ese viaje? ¿Dónde se reproducen? ¿Cuándo hacen el vuelo de regreso?

Ya sea registrando aves comunes en la casa o buscando las especies raras en algún lugar remoto, los avistamientos de cada una ajustan aquella pieza desconocida a ese rompecabezas del conocimiento, que ahora podemos escribir entre todos.

Colombia, en listado clave

En el listado de e-Bird para visitar en Colombia y tener muy en cuenta a la hora de hacer avistamiento de aves, figuran sitios como San Vicente de Chucurí (Santander), algunas áreas del Valle como Buga, Palmira y el puerto de Buenaventura; el Eje Cafetero y, como lugar especial y trascendental, la Sierra Nevada de Santa Marta, tal vez el sitio más importante del país.

Otros sitios que han sido reportados son la isla de los Micos, en el Amazonas; Puerto Inírida (Guainía); Bahía Solano y Cabo Marzo, en Chocó; así como Popayán (Cauca), las islas de Malpelo, Providencia y Gorgona, y sectores del parque Tayrona, isla de Salamanca (Magdalena) y las islas del Rosario, en Cartagena (Bolívar).

En el último registro de aves colombianas, elaborado por la fundación Proaves, el país figura con 1.889 especies conocidas, el número más alto del mundo, por encima de Perú y Brasil.

Fuente: El Tiempo

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