febrero 16, 2025 10:53 AM

La muerte, el 3 de octubre, de una de las elefantes en cautiverio más famosas del país abre el debate sobre el estado de los zoológicos y acuarios venezolanos. Los presupuestos deficitarios de estas instituciones públicas no sólo afectan su infraestructura, sino también la conservación y la dieta de los animales, así como la preparación de los cuidadores

Primero hubo silencio. Pasaron varios minutos y los gritos comenzaron a escucharse en el zoológico Las Delicias, en Maracay, el más antiguo del país. Cuentan los cuidadores que los animales percibieron la muerte de la gigante Lucky, elefante india que murió el pasado 3 de octubre por torsiones intestinales. El primero en despedirse fue Gaspar, el chimpancé de 70 años de edad que llora cuando ve a un militar; le siguió la nutria Pepe, que tiene hambre todo el tiempo. Inmediatamente después, una bandada de aves alzó vuelo en ensordecedor alboroto. Luego, los jaguares Tacarigua y Horcos, machos que no tienen pareja, además de la tigresa Hera, rugieron como en una escena de El rey león en honor a la paquidermo, que llegó al zoológico en 1953 proveniente de Hannover, Alemania.

El manso burro Francisco, compañero de jaula de Lucky, observó cómo las viejas rodillas cedieron bajo sus tres toneladas de peso. El equino vio a la grúa de Cadafe que alzó a la elefante; también fue testigo de cómo los veterinarios y cuidadores intentaron salvarla. Pero su hora final había llegado: murió a las 11:10 am. Tenía 63 años.

Un equipo de patólogos veterinarios de la UCV llegó al sitio y realizaron una necropsia a cielo abierto. Con una motosierra, hachas, escalpelos y cuchillos de carnicería tomaron muestras durante horas y se fueron. Lucky quedó hecha pedazos, que terminaron enterrados en una fosa del Parque Nacional Henri Pittier bajo tres sacos de cal.

La necropsia señala que la paquidermo murió por tres torsiones intestinales, infección y lesiones ulcerosas. El director del zoológico público, Israel Cañizales, agrega otros factores que a su juicio provocaron el fallecimiento: la longevidad y las secuelas de haber tragado en julio una cuerda de nylon de más de cinco metros.

«Lucky murió de varias cosas al mismo tiempo: es un animal que superó la expectativa de vida en condiciones de cautiverio, calculada en 48 años. No sabemos cómo, pero en julio amaneció con un nylon que salía de su recto y a finales de agosto comenzó a mostrar apatía», precisó Cañizales, que también reconoció que durante la última etapa de vida de Lucky el distribuidor de alimentos no pudo traer algunos rubros al mismo tiempo. «Pero nunca dejó de comer y comió lo que le provocó».

Sin embargo, existe un tercer factor del cual poco se habla y cuyo efecto es difícil de medir: ¿Lucky fue víctima del presupuesto deficitario de Las Delicias? Esta duda la comparten Juan Pablo Celix, ex veterinario del zoológico; Esmeralda Mujica, presidenta de la Asociación Venezolana de Zoológicos y Acuarios; el veterinario silvestre Ernesto Boede y el biólogo y ex director del zoológico de Caricuao Salvador Boher.

Gran corral

El zoológico es una institución que depende de Inparques y de la Gobernación de Aragua. Aunque la inflación entre 2010 y 2012 ha sido cercana a 27%, Cañizales informa que ha recibido el mismo presupuesto anual durante el último trienio: 18 millones de bolívares. «Los recursos van llegando graneados a lo largo de todo el año», señala el director de Las Delicias. Sin embargo, los técnicos del lugar afirman que necesitan al menos 27 millones de bolívares por año para que esté en buenas condiciones. «La situación da tristeza. Veo desidia. Los animales están descuidados.

Lo que hay es basura», manifestó Nury Varela, maestra de escuela. No obstante, una nota de prensa de Inparques, publicada en junio de 2012, señala que este organismo y la Fundación Banfoandes invirtieron 1,8 millones de bolívares en obras de reacondicionamiento de las instalaciones de Las Delicias.

El parque de Maracay abrió sus puertas en 1915 como un gran corral que exhibía la colección personal de animales del general Juan Vicente Gómez, entonces presidente de Venezuela. En 1928 llegaron ejemplares desde Hamburgo, pero no fue sino hasta 1952 que Marcos Pérez Jiménez lo inauguró. El que fue el zoológico más importante de Venezuela padece una situación similar a la de muchos: son parte de un país que no es prioridad.

De acuerdo con Celix, la falta de recursos no sólo afecta la infraestructura del lugar; el déficit también perjudica la dieta de los animales. «Las tres torsiones intestinales son producto de un aumento de la ración de carbohidratos en la dieta de Lucky. Eso evidencia un déficit nutricional: Lucky no comía balanceado», afirma el veterinario.

Celix dejó claro que la elefante no murió de hambre, pero que la dieta irregular en las últimas semanas de vida pudo afectar su cuadro de salud.

«Al no tener ramas y forraje, o al suministrárselos de manera irregular, había que darle aproximadamente 60 kilos de zanahorias, además de jojotos, melón y calabazas. Esos son fuentes de azúcares, comida que no procesaba bien porque a Lucky le faltaban algunas muelas. En resumen, estuvo mal nutrida toda su vida y eso pudo influir en su decaimiento final. Ahora, en sus últimos días, no recibió los medicamentos ni la dieta especial (acelgas, auyama y forraje) solicitada por los veterinarios, así que se debilitó». Una de las causas de esto último es que el zoológico no cuenta con un camión propio para trasladar, sobre todo, el forraje.

Los rubros que componían la dieta de Lucky, así como la de los demás 882 animales del zoológico, son solicitados por la institución a la gobernación, que tiene una deuda de 500.000 bolívares con la empresa Alimentos Socialistas de Aragua.

«A pesar de la deuda los alimentos siguen llegando», asegura Cañizales. «Todo se paga con notas de créditos a 30, 60 o 90 días. Siempre hay una deuda pendiente, aunque no es determinante para que no se despache el alimento. En resumen, el zoológico está trabajando con el mínimo presupuestario. Además está el pago de personal, que equivale a 52.000 bolívares mensuales, y no hay dinero para gastos menores», agrega el directivo.

Sobrevivir

De acuerdo con cifras oficiales de la Fundación Nacional de Parques Zoológicos y Acuarios, (Funpza) los 15 zoológicos, 2 acuarios, un terrario y un serpentario y vivario que hay en Venezuela albergan a 6.000 animales en cautiverio. Esta institución que depende del Ministerio de Ambiente es la que establece las normas técnicas para el manejo de las colecciones cautivas, así como los requerimientos para su exhibición y conservación en zoológicos y acuarios. Es la que media entre el Gobierno y los administradores de los parques, que pueden ser alcaldías, gobernaciones, Inparques u otro ente del Estado.

Esmeralda Mujica especificó que el Ministerio, a través de la Oficina Nacional de Biodiversidad, Inparques y la Fundación Nacional de Parques Zoológicos y Acuarios, debe ocuparse de las inversiones urgentes y de los especialistas para garantizar la vida de los animales. «La fundación ni se siente ni se escucha. ¿Quién la dirige? ¿Personas de los zoológicos? Sus directivos provienen de otros ambientes y no nos llaman a nosotros, que tenemos toda la vida en un parque. Yo no estudio parques, soy parte de los actores que escribieron la historia de los zoológicos», dice Salvador Boher, ex director del zoológico de Caricuao.

Mediante la Ley de Presupuesto de Ingresos y Gastos para el año 2012, la Asamblea Nacional le aprobó a la Fundación Nacional de Parques Zoológicos y Acuarios 4.403.213 bolívares (3.783.554 bolívares en proyectos y 619.659 bolívares en acciones centralizadas). En 2013 le fue asignado 6.583.000 bolívares para proyectos, lo que representa un aumento de 38,8% en la relación al 2012. El de esta institución es uno de los presupuestos más bajos del ministerio, que le da prioridad por ejemplo al control y conservación de los lagos o embalses. Es decir, a solucionar problemas que afectan, sobre todo, a los humanos.

La Memoria y Cuenta 2011 del Ministerio de Ambiente señala que la fundación cumplió con la meta del Sistema Nacional de Colecciones de Diversidad Biológica en Zoológicos, Acuarios y Otros Centros Afines, aunque no pudo ejecutar algunas del proyecto Centros Comunitarios para la Conservación Ex Situ de la Diversidad Biológica y sus Componentes, debido a que los ingresos para su ejecución se recibieron el último mes del año. Eso es todo lo que dice sobre la institución. No hay datos detallados de ningún parque. «Sentimos que no somos prioridad, no culpabilizo a nadie, pero esa es la realidad», dice Cañizales.

«Lamentablemente en Venezuela los zoológicos han sido olvidados. 97% de los parques es del Estado. Estos lugares no han evolucionado, tienen que actualizarse. Tenemos problemas en infraestructuras que tienen más de 40 años», enfatizó Esmeralda Mujica.

El veterinario silvestre Ernesto Boede coincide con Mujica y Boher en que los zoológicos del país están estancados con relación a sus pares latinoamericanos y son considerados simples albergues de animales. «Si los problemas eran al cuadrado, ahora son a la décima potencia. En Venezuela no hay planes de conservación ni de reproducción. Nuestros animales sufren, muchos pasan hambre, no hay centros de rehabilitación para ellos», dice Boede.

Vitalis, organización no gubernamental dedicada a la conservación ambiental, señaló que más de la mitad de los zoológicos tienen diseños inapropiados de las exhibiciones, manejo inadecuado de la información para los usuarios y fallas en el aseo de sus instalaciones.

De acuerdo con un reporte de Anima Naturaliz, defensora de los derechos de los animales, en el zoológico La Guaricha de Maturín murió, en 2010, el león Casimiro. En el caso de este felino, la organización denunció su larga agonía, a la vista de todos los asistentes al parque. «Las fotografías tomadas antes de su muerte mostraban sus patas traseras cubiertas de llagas abiertas y pudriéndose en una jaula sucia».

En cuanto al zoológico de Caricuao, Boede y Boher aseguran que el establecimiento está descapitalizado. En 15 años han muerto una pareja de jirafas, la elefante Margarita y la hipopótamo Rosita. Además, se eliminaron tres programas en los últimos 8 años: Zooexplorando Caricuao, Del Zoológico a la Comunidad y Zooadopción. Pero hay ejemplos de buena administración: Bararida (en Baquisimeto) y El Pinar (en El Paraíso, Caracas) son algunos.

A pesar de las fallas y las muertes, de acuerdo con Vitalis los zoológicos reciben la visita anual de 4 millones de personas.

2 VETERINARIOS PARA 882 ANIMALES

Uno de los problemas más graves de los zoológicos venezolanos es la rotación del personal. Los bajos sueldos. Las pocas posibilidades de preparación y los escasos materiales de trabajo hacen que a veterinarios y cuidadores les resulte muy complicado cumplir con sus deberes.

“Mis compañeros no pueden hablar porque pierden su trabajo pero en Las Delicias hay pocas cosas para trabajar. Hay un espacio para que sea un quirófano, que tiene una mesa pero no hay bisturí, tijeras, pinzas ni monitor multiparámetro. La única bombona de oxigeno que había en el zoológico era mía y me la traje a mi consultorio privado. Lo poco que había era mío, hasta el equipo de traumatología. Ni cirujano hay porque era yo”, dice Juan Pablo Celix, ex trabajador el parque maracayero.

Salvador Boher, quien ha trabajado como cuidador en zoológicos durante 40 años y fue director del de Caricuao, considera que en el país no se valora el oficio de cuidador, que es quien realmente se encarga de atender las necesidades de los animales en cautiverio.

“Las autoridades decisorias no han querido entender que son el talento humano más importante en este tipo de establecimiento. Hasta que en Venezuela no se profesionalice y se les dé un sueldo justo con una escala de ascenso, tendremos lo que otros países llaman jauleros o limpiadores de excrementos”.

Los cuidadores apoyan a los veterinarios, que deben ver 180 horas al año a sus pacientes. En Las Delicias solo hay 2 veterinarios para chequear a 882 animales. Los sueldos tampoco son un estímulo: un veterinario en el interior del país puede cobrar 2.200 bolívares mensuales, y en Caracas puede cobrar 4.400 bolívares. Un cuidador gana 2.047 bolívares del sueldo mínimo.

Vanesa Ilukewitsch, ex veterinaria del zoológico El Pinar, confrontó otros problemas: tuvo que renunciar a su cargo por presiones políticas.

Ilukewitsch denunció que el pasado 22 de agosto fue convocada a una reunión política junto con el personal zoocuidador del parque. En el encuentro fue acusada de introducir infiltrados con “propaganda política antichavista”.

“Yo jamás tuve propaganda política en mi haber; sin embargo eso fue motivo de presiones”. A raíz de esa situación, la veterinaria de 23 años de edad introdujo su renuncia. El Pinar es administrado por el Distrito Capital.

Cifra: 18 millones de bolívares es el presupuesto anual de Las Delicias, Mensualmente, el zoológico gasta 116.000 bolívares en alimentos frescos, 18.400 bolívares en alimentos de origen animal y 52.000 bolívares en sueldos de trabajadores.

Los ejemplos de Bantú y Los Tres Cisnes

El concepto de animales confinados a jaulas sólo para ser observados por los visitantes está siendo superado en los parques del mundo. La investigación, conservación y manejo genético son la prioridad. En el continente, Colombia y Brasil están en la vanguardia.

La asociación mundial de Zoológicos y Acuarios (WASA, por sus siglas en inglés) es la red de conservación más grande del planeta, compuesta por 1.000 zoológicos y acuarios. Es la organización que define las responsabilidades de los zoológicos a través de su estrategia de conservación, y evalúa actividades como el sistema de registro de animales, manejo de colecciones, manejo genético, medidas de prevención de consanguinidad y plan de supervivencia de especies.

Uno de los países de Latinoamérica que forma parte de WASA y busca cumplir con la estrategia de conservación mundial es Colombia, que posee 10% de la biodiversidad del planeta y cuenta con el Programa Nacional de Conservación ex situ en Zoológicos y Acuarios 2004-2014, auspiciado por el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo de ese país, que persigue la protección y conservación de la fauna colombiana mediante el manejo de poblaciones en cautiverio, educación e investigación.

El plan se financia con fondos del Estado, corporaciones, institutos de investigación, donaciones, fundaciones nacionales, fundaciones internacionales zoológicos internacionales y empresa privada.

Colombia cuenta con 16 zoológicos y uno de los más completos es el zoológico de Cali, considerado como uno de los mejores en Latinoamérica. Fue creado en 1969, alberga a 2.500 animales de 233 especies y su presupuesto al año es de 2.000.000 millones de dólares. Su programa de reproducción y manejo genético ha sido tan exitoso que el pasado 30 de agosto nació en sus instalaciones un león macho que llamaron Bantú.

El caso de Brasil, que también forma parte de WASA, tiene como ejemplo relevante el zoológico de Sao Paulo, el más grande de Latinoamérica y el cuarto de tamaño en el mundo. Esta institución exhibe a más de 3.200 animales en un área de 824.529 metros cuadrados y cuenta con una biblioteca de más de 4.000 títulos sobre el tema.

El zoológico es administrado por la Fundación Parque Zoológico de Sao Paulo, clasificada con la categoría «E», la más alta, como ente de manejo ambiental y preservación de especies. Hay que recordar que Brasil es el país con mayor diversidad en el mundo, equivalente a 100.000 especies.

El último éxito de su programa de conservación de especies es el nacimiento de tres crías de cisnes en el pasado mes de agosto.

Arca de Noé

Actualmente lo más novedoso en el mundo de los zoológicos es el proyecto Frozen Ark (Arca Congelada), iniciativa del Instituto Zoológico, el Museo de Historia Natural de Londres y la Universidad de Nottingham que busca preservar en un laboratorio el ADN de miles de especies animales que podrían extinguirse en los próximo 30 años.

Se trata de un banco biológico que conservará a -80°C células madre de 1.130 clases de mamíferos y 1.183 de aves del mundo.

El proyecto ya contactó a 22 zoológicos en el planeta para que colaboren en las donaciones de ADN de sus especies.

Fuente: El Nacional

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