La rabia es una enfermedad infecciosa viral del sistema nervioso central que se produce en algunos animales y que se transmite al hombre u otros animales por mordedura o al inocularse el virus por saliva del animal afectado y que prácticamente en el 100% de los casos resulta mortal.
En Punta Arenas hasta la semana pasada el último caso confirmado por el Instituto de Salud de Pública de un murciélago con rabia se registro el año 2011 en Villa Tehuelches.
En aquella ocasión, durante tres días la unidad de Epidemiología y de Zoonosis de la Seremi de Salud, estuvo realizando el operativo de vigilancia y respuesta ante la presencia del murciélago. Se vacunaron a diez personas y 31 animales susceptibles de contraer el virus de la rabia como son los perros y los gatos.
Los caninos y felinos son los principales huéspedes y transmisores de la rabia (rabia urbana). La presencia de este virus en murciélagos puede causar casos esporádicos de rabia en animales domésticos e incluso en el hombre, constituyendo un problema de salud pública. De ahí la importancia de la vacunación en perros y gatos. En nuestro país la inoculación es obligatoria, de acuerdo al Decreto Nº 89 del Ministerio de Salud y es responsabilidad de los dueños, quienes deben repetirla anualmente.
En la Región de Magallanes se han registrado casos de rabia en animales silvestres. En la década del ‘80 se encontraron zorros positivos a esta enfermedad y a principios del ‘90 se detectó un murciélago positivo a rabia en el sector de Río de Los Ciervos, al sur de Punta Arenas.
En 1985
En Chile en 1985 se identificó por primera vez el virus de la rabia en murciélagos, siendo la principal fuente de infección en países como Estados Unidos y Canadá. La rabia urbana fue endémica en nuestro país entre los años 1950 y 1960 registrándose numerosos casos en humanos y animales, a partir de 1960, se inicio el Programa Nacional de Control de Rabia, con el objetivo de refrenar la rabia en el reservorio más importante, los perros; este programa incluía el uso de la vacuna Fuenzalida-Palacios. Dada la efectividad de éstas y otras medidas adoptadas el último caso de rabia humana transmitida por perros en el país data de 1972.
En 1996 se reportó una caso de un niño de siete años, sin antecedentes de mordeduras, que perdió la vida. La fuente de infección identificada fue un murciélago insectívoro encontrado entre sus juguetes. En animales domésticos la presencia del virus se detectó ocasionalmente en el período de 1990 a 2003: en 1990 en dos perros positivos; 1994, en tres perros; 1996 y 1997 en un perro, y en 2000, un gato.
En octubre de 2011 la Sección Rabia ISP recibió muestras de un caso sospechoso femenino procedente de la Región del Biobío el cual fue descartado. En agosto de 2013 se recibió desde un centro asistencial de la Región de Valparaíso muestras de un caso sospechoso masculino de 24 años con antecedentes de mordedura de perro previa, confirmándose el caso como Encefalitis Rábica en Humanos, situación que no se presentaba en Chile desde hacía 17 años (1996).
Desde el 2008 hasta el 10 de agosto de 2013, la Sección de Rabia recibió un total de 10.558 muestras de origen animal, de las cuales 54,1% correspondió a sospecha, el 45,9% a vigilancia y un 3,9% presento resultado positivo, el 94,1% negativo y el 2% de las muestras no fueron procesadas, debido al mal estado de las mismas.
El 61,5% de las muestras correspondió a murciélagos, el 34,2% a perros, el 3% a gatos y el 0,9% a otras especies. Se registraron resultados positivos a virus rabia sólo en murciélagos, representando un riesgo para el hombre, ya que el hábitat principalmente urbano des estos determina una estrecha convivencia con el hombre, la población de perros y gatos susceptible, cada vez más numerosa
En caso de encontrarse con un murciélago atrápelo con guantes o con una escoba y una pala, déjelo en un recipiente hermético y de aviso de inmediato al Departamento de acción sanitaria de la Seremi de Salud o centro de salud más próximo a su domicilio, para que sea enviado a laboratorio y se examine si existe riesgo de rabia.
Fuente: El Pinguino