El excremento de cerdos y vacas ya no es sólo un desecho maloliente. Ahora es posible generar electricidad con él y de paso disminuir la contaminación generada por el estiércol, haciendo las faenas agrícolas más amigables con el medio ambiente.
En la localidad de Pichidegua, a unos 150 km al sur de Santiago, una granja de cerdos abastece con energía eléctrica a unas 2.500 viviendas. La lechería del Fundo Rinconada, en el vecino pueblo de Tinguiririca, puede generar hasta 4 megawatios (MW) de electricidad, que usa para su consumo propio y vende al sistema eléctrico nacional.
Los más felices son los vecinos y trabajadores de ambas plantas, quienes gracias al tratamiento de los residuos han visto disminuir drásticamente los olores generados por el estiércol y la cantidad de moscas.
«Antes de la llegada de la planta la zona era una asquerosidad por los olores de los cerdoss y las moscas, que eran una plaga», dijo a la AFP Rosa Morales, profesora de una escuela de Pichidegua, vecina a la planta Biodigestora Las Pampas, de la empresa Genera Austral, la primera instalación de su tipo en Chile para generar electricidad a base de biogás.
El biogás es considerado una Energía Renovable No Convencional (ERNC) y se obtiene a partir del gas metano que emanan los desechos, en este caso, del estiércol de cerdos y vacas.
El proceso es el mismo para los desechos de otros animales: los excrementos entran a un contenedor cerrado llamado biodigestor, donde con agua se activa un proceso bacterial que transforma el gas metano en biogás, el que a su vez pone en marcha un motor que genera energía eléctrica.
La planta de Las Pampas procesa los deshechos de 50.000 cerdos y su biodigestor tiene una capacidad de 6.000 metros cúbicos (m3).
«El gas da energía limpia a un motogenerador que produce un megawatt de electricidad que es inyectada al sistema de generación de electricidad, que alimenta a la mitad del pueblo de Pichidegua», explicó a la AFP Matías Errázuriz, gerente general de Genera Austral.
Se procesan los desechos de 700 vacas de ordeña. Su biodigestor genera hasta 4 MW diarios.
Los restos del estiércol tratado quedan libres de los nutrientes que atraen a moscas y larvas y se convierten en un eficaz biofertilizante que es usado en los campos donde se alimentan los gorrinos y las vacas.
El proceso ha logrado reducir los malos olores en un 85% en la planta de cerdos, mientras que las moscas casi han desaparecido del lugar.
Lo mismo ocurre en la lechería. «Ha sido una tremenda solución, porque nos ha permitido llevar una situación más confortable con los vecinos», que ahora no reclaman por los malos olores, dice a la AFP Andrés Tamm, gerente de la compañía.
Pero también se ha reducido la emisión a la atmósfera del nocivo gas metano, fácilmente inflamable y explosivo, y considerado como fuente del efecto invernadero que causa el calentamiento global del planeta.
En Chile el biogás es aún un niño que aprende a caminar. Cerca de ocho plantas operan actualmente en el país a base de desechos animales y residuos sanitarios, generando cerca de 23 GWh, un 0,41% del total de la energía que entregan las ERNC en Chile, que alcanza al 9,2% del total de la capacidad instalada, según datos del Centro de Energías Renovables del gobierno chileno.
De ellas, la biomasa es la mayor con el 3,3%, seguida de la eólica (2,66%), hidráulica (2,12%) y la solar (0,67%).
Su expansión es urgente en un país importador neto de energía, donde la demanda eléctrica crece a un promedio del 7% anual y que ha propuesto doblar la presencia de las ERNC dentro de su matriz en los próximos cuatro años.
Pero el alto costo de la tecnología dificulta su expansión. La planta de biogás instalada en la lechería tuvo un costo de un millón de dólares. «Es una solución viable, pero deberíamos ser subsidiados por el Estado», dice su gerente.
Fuente: Te Interesa