El tema de la clonación vuelve a saltar a la primera plana de los informativos después de que investigadores de la Universidad de Oregon hayan anunciado la obtención, por primera vez en la historia, de células embrionarias humanas por clonación, empleando la misma técnica que dio origen a Dolly hace 16 años. Desde entonces, han sido tantos los animales clonados por la ciencia que casi se podría reconstruir con ellos un Arca de Noé: ovejas, cerdos, toros, becerros, ranas, cabras, ratones, cabras y hasta gatos domésticos.
Antes de que el 5 de julio de 1996 naciera la oveja Dolly, el primer mamífero clonado a partir de células de otro animal adulto, ya se habían creado en el mundo otros animales por clonación que no alcanzaron la repercusión de la famosa oveja.
El primer animal clonado fue una rana en 1952. Los investigadores Robert Briggs y Thomas J. King extrajeron núcleos de células somáticas de embriones de rana y las insertaron en ovocitos de rana no fertilizados a los que les habían removido el núcleo (enucleados). Estos huevos se desarrollaron dando origen a renacuajos, algunos de los cuales se transformaron luego en ranas. Esta técnica, denominada trasplante o transferencia nuclear, fue el experimento que dio pie a la clonación de organismos multicelulares.
En 1984 le tocó el turno a los corderos, después de que Steen Willadsen fusionara núcleos de células de embriones de ocho células a un ovocito enucleado. Sus exitosos procedimientos fueron utilizados después por otros investigadores como Ian Wilmut para realizar experimentos similares, con los que fueron capaces de lograr la clonación de ovejas, vacas, cerdos, cabras o ratas. Como los terneros que obtuvieron M. Sims y N. L. First mediante la transferencia de núcleos obtenidos de células embrionarias cultivadas.
Dolly, el gran salto
Los investigadores del Instituto Roslin de Edimburgo dieron un gran pasoen la clonación al anunciar la creación de Dolly ocho meses después de su nacimiento: «El objetivo es avanzar en la compresión de enfermedades humanas y de animales», dijo Ian Wilmut, el científico responsable del experimento que revolucionó la ciencia al demostrar que era posible reprogramar el material genético de una célula adulta hasta su estado embrionario, pero que abría también las puertas a inquietantes dudas éticas acerca de la futura clonación de seres humanos.
«No es posible clonar humanos; no hay primates clonados. No entendemos por qué, pero hay algo diferente en el desarrollo inicial de los primates que hace que los actuales procedimientos de clonación no funcionen», aclaró Wilmut. «El caso de Dolly subraya la estupidez de aquellos que quieren legalizar la clonación reproductiva de personas […]. En el caso de los humanos sería escandaloso ir más allá dado el conocimiento que tenemos sobre los efectos a largo plazo de la clonación», aseguró otro de los científicos del equipo que creó a la famosa oveja, el profesor Alan Colman.
Una corta vida para Dolly
Dolly solo vivió seis años y medio. En febrero de 2004, la oveja tuvo que ser sacrificada debido a una enfermedad pulmonar degenerativa, a pesar de que la esperanza de vida de su raza es de 12. Los técnicos de Roslin no pudieron certificar que hubiera una conexión entre su muerte prematura y hecho de que fuera un clon, ya que otras ovejas de la misma manada sufrieron y murieron de la misma enfermedad. Sin embargo, otros científicos han especulado que en el fallecimiento de Dolly pudiera haber un factor agravante en relación a la clonación, y es que el animal tenía una edad genética de seis años, la misma que la oveja de la cual fue clonada.
A pesar del debate sobre los problemas éticos de la clonación y los últimos dolorosos años que vivió Dolly no supusieron ningún freno para esta tendencia. Cuatro clones de esa primera oveja, creadas a mediados de 2007, viven en la actualidad bajo el control de investigadores de la Universidad de Nottingham (Gran Bretaña). Y lo que es más importante, están sanas y no padecen los achaques de su predecesora, mientras participan en proyectos de investigación sobre la longevidad de los animales clonados y su predisposición a padecer distintas enfermedades.
Tras Dolly y sus «hermanas», vinieron, con mayor o menor éxito, un ratón, una cabra, 50 ratones y Tetra, el primer mono completamente clónico. Fue obtenido por un método que producía artificialmente gemelos. Fue el único nacido vivo tras una serie de experimentos realizados en la Universidad de Ciencias de la Salud de Oregón, que partieron de un centenar de embriones, cada uno de los cuales fue dividido artificialmente. Los científicos explicaron que su objetivo era disponer de modelos animales más parecidos al hombre para luchar contra las enfermedades que los ya ubicuos ratones genéticamente idénticos y transgénicos.
Cerdos clónicos
La empresa PPL Therapeutics, dependiente del Instituto Roslin de Edimburgo que creó a Dolly, anunciaba también en marzo de 2000 el nacimiento de Millie, Christa, Alexis, Carrel y Dotcom, los cinco primeros cerdos clónicos del mundo. El quinteto abría la puerta a la futura creación de animales transgénicos con órganos que pudieran ser trasplantados a las personas (xenotrasplante).
Los cinco lechones, que nacieron en perfecto estado, fueron creados utilizando el núcleo de células de una cerda adulta que fue introducido en un óvulo sin núcleo y fusionado luego con éste para facilitar el desarrollo embrionario. La madre de alquiler fue otro ejemplar doméstico, cuyos análisis efectuados poco antes de su presentación oficial demostraron que los recién nacidos eran idénticos a la cerda donante.
«El nacimiento augura una nueva era médica. A partir de ahora podremos trabajar en la modificación genética de cerdos clónicos para usar sus órganos en trasplantes humanos sin que exista rechazo. Una técnica que es, de momento, la única capaz de reducir las listas de espera de pacientes necesitados de corazones, hígados, riñones o pulmones», señaló Ron James, de PPL Therapeutics.
Del toro de lidia a un mamut
A nuestro particular Arca de Noé de la clonación se añadieron después un muflón, varios conejos, un gato doméstico, una mula, un caballo, un ciervo y hasta un toro de lidia en 2010, cuyo nombre fue «Got». Su nacimiento causó una gran expectación, ya que se trataba del primer toro bravo que nacía por clonación. Está «sanísimo, precioso», dijeron los científicos que le ayudaron a venir al mundo en una finca de la provincia de Palencia.
Los experimentos de clonación no parecen tener límite. En 2010, una serie de científicos argentinos lograron clonar una vaca diseñada genéticamente para dar leche con propiedades similares a la humana, a la que llamaron «Rosvita Isa».
Y por si no fuera poco, hace un año que científicos rusos dieron a conocer sus planes de clonar un ejemplar de mamut congelado durante 10.000 años en el territorio de la república siberiana de Yakutia. «Queremos llevar a cabo una clonación somática, al insertar el material genético de un mamut que vivió hace miles de años en las células de una elefanta actual», dijo un portavoz del Instituto de Ecología Aplicada (IEA) de Siberia a la agencia oficial RIA-Nóvosti. La fuente precisó que «las células madre serán trasvasadas al útero de una elefanta que gestará el feto durante 22 meses con el fin de que nazca, esperamos, una cría de mamut viva».
Fuente: Informe21