octubre 7, 2024 6:45 PM

Compartir tu vida con un animal puede ser inmensamente beneficioso

Además de proporcionarnos cariño y lealtad sin límites, las mascotas nos ofrecen mucho más de lo que nos imaginamos. Tan solo en el tema de los beneficios biológicos y psíquicos, materia que estudia la zooterapia, se podrían escribir cientos de páginas.

Hoy en día, está más que demostrado que personas con discapacidades mentales, niños autistas, enfermos de alzheimer o terminales, mujeres víctimas de la violencia doméstica, individuos con anorexia o depresión, entre otras muchas patologías, pueden beneficiarse del efecto sanador de los animales de compañía.

Además, María de los Ángeles Ortega, psicóloga y profesora en la facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona, asegura que tener una mascota puede ayudar a las personas a mejorar su autoestima, rebajar su nivel de estrés y ansiedad o superar la depresión. En el caso de los jubilados o aquellos individuos que han perdido a un ser querido, una mascota les proporciona alegría de vivir y les ayuda a relativizar los problemas.

Lo que un gato puede hacer en un enfermo

A juicio de Paula Calvo, bioquímica y experta en etología veterinaria de la Universidad de Barcelona, las mascotas pueden ser un importante punto de apoyo en el desarrollo emocional infantil, ya que reducen los niveles de ansiedad. Asimismo, son muy beneficiosas para gente con depresión y pacientes terminales, además de bajar significativamente el nivel del dolor en pacientes con enfermedades crónicas.

Calvo afirma: “hemos visto también como enfermos con esquizofrenia, que pasaron a ocuparse y alimentar a una colonia de gatos, mejoraban notablemente”. Aunque es muy difícil motivar a este tipo de pacientes, “cada mañana tenían una tarea que realizar: llevarles comida, agua, limpiar el lugar. Conseguimos que se interesaran por algo”.

El mejor amigo del hombre

La también investigadora del departamento de psiquiatría de la misma universidad, afirma que el mejor amigo del hombre es, probablemente, el animal estrella de la zooterapia. “Entre la población que tiene perro se ha constatado que hay un menor índice de obesidad y colesterol. Este animal da un gran apoyo emocional, ayuda a sentirse útil y además es un elemento socializador. Los amos tienden a entablar amistad unos con otros”, explica.

Excelentes relaciones públicas

Según Ana Güimil, directora y fundadora de la Asociación Catalana de Zooterapia, una de las características más importantes de los animales es que “actúan de puente y ayudan a dinamizar las capacidades de sociabilidad”.

Ella sabe de qué habla porque su centro trabaja en tres proyectos: uno para pacientes con problemas y retrasos mentales; otro para autistas, y un tercero destinado a mujeres víctimas de la violencia de género. Los animales que utiliza son perros, conejos y ninfas carolinas, unas cacatúas de reducido tamaño.

La zooterapia, explica, estudia al paciente y, en función de su patología, prescribe el animal que mejor le va. “A algunos les vendrá bien tenerlo en casa y a otros acercarse a un lugar e interactuar con ellos algunas horas a la semana”, acota. Un perro, por ejemplo, puede detectar subidas de azúcar o ataques epilépticos y hasta diversos cánceres. De hecho, “hay perros ya entrenados para alertar a sus dueños, con diabetes, de bajadas de azúcar”, asegura.

Animales de compañía y violencia de género

En casos de violencia doméstica, afirma Güimil, las mascotas pueden servir de elementos pacificadores, tender puentes de amistad y acabar con la dinámica negativa que se instaura en estas familias. Explica de qué manera sirven estos animales: “utilizamos perros para trabajar con mujeres que están en casas de acogida. El problema de este maltrato es que deja una dinámica de miedo y negatividad en las relaciones materno filiales. Los perros son entonces un juego, un espacio lúdico en medio de la tensión dominante que crea nuevas reglas, más positivas, tranquilas y alegres”.

Los conejos y el autismo

Los conejos, agrega esta zooterapeuta, son útiles para tratar con niños autistas porque no demandan mucha atención (algo que puede abrumar a estos pacientes) y permiten que el niño tome la iniciativa. “Además tienen un pelaje muy suave. Se ha demostrado que acariciar a un animal durante diez minutos relaja y produce endorfinas“, señala.

También es conocida la buena relación de este tipo de niños con los caballos, debido a que les proporcionan seguridad y confianza.

Los caballos y el trauma

Por otro lado, señala la terapeuta ecuestre Alba Doncel, los caballos empiezan a perfilarse como los animales ideales para trabajar con adolescentes problemáticos, enfermos o con traumas emocionales.

“Los caballos son animales sociales, viven en manadas y tienen ciertas reglas, como los humanos”, cuenta Alba. La relación con el caballo es más intensa que con otro animal porque “se pueden montar y estar en contacto físico con ellos, notar su tacto, temperatura y, al mismo tiempo, son animales fuertes, grandes, que imponen”. La especialista explica que los caballos dan seguridad, ayudan a adquirir responsabilidades, a saber estar y a crear una rutina, “por eso son muy efectivos en adolescentes con problemas”.

Fuente: Noticias 24

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