Carlos Antonio Marín Aponte nació en San Fernando de Apure el 19 de febrero de 1933. Fue criado bajo el seno de una familia muy católica y creyente de Dios. Sus padres fueron Jesús Conrado Marín, hombre dedicado a la pequeña industria, y Robertina Aponte, ama de casa. Su abuela –a quien recuerda con mucho cariño- fue comadrona y era “muy reconocida por todos en el pueblo” comentó. Carlos Marín es el mayor de doce hermanos, en su gran mayoría profesionales del país.
Realizó sus estudios primarios en la escuela “José Antonio Páez”, luego continuó su preparación académica en el único liceo existente de la localidad para aquel tiempo, el Liceo Francisco Lazo Martí en San Fernando de Apure. Finalizando con mucho éxito el bachillerato en el Liceo “Agustín Codazzi”,
Después de graduado comienzan los conflictos para ingresar a la universidad, por la Dictadura de Pérez Jiménez; para ese entonces “no era fácil el ingreso a las universidades, tanto así que cerraron la UCV cuando yo salí de bachillerato, y la mayoría de mis compañeros tuvieron que emigrar a otros países de Suramérica tales como: Colombia, Ecuador, Argentina, etc. para poder culminar ó en su defecto continuar una carrera universitaria”. Afirmó.
Tres años después (tras los problemas políticos del país) inicia los estudios de pregrado en la Facultad de Ciencias Veterinarias, en el núcleo de la UCV en Maracay, obteniendo el grado de Doctor en Ciencias Veterinarias el 4 de agosto de 1960 con tesis “Algunos Aspectos Económicos de la Industria Lechera en Venezuela”.
Es entonces para ese mismo año que contrae matrimonio con Josefina Rodríguez y procrean tres hijos: Carlos Antonio , Fedor Augusto y Sylvia Josefina. Todos ellos están felizmente casados y cada uno le ha dado la dicha de ser abuelo. Tras 50 años de matrimonio se nota la admiración, respeto y compañerismo que existe en esta pareja. “Mi esposa es una mujer muy bella y maravillosa, fue sumamente solidaria en el apoyo que me brindó durante toda mi trayectoria profesional. A ella le debo gran parte de mis logros por tanta compresión. Pudimos levantar a una familia con sueldos muy modestos sin mayores lujos, pero hemos sido felices” afirmó el reconocido Médico Veterinario.
Luego de su graduación ingresa al Instituto de Investigaciones Veterinarias del Ministerio de Agricultura y Cría (MAC), con sede en Maracay. Elige como área de especialización la Anatomía Patológica, sin embargo, no había especialistas en el campo de la Medicina Veterinaria en esa área, por lo que es enviado a varias instituciones para su preparación básica, dentro de los cuales podemos mencionar: El Servicio del Hospital Civil de Maracay bajo la enseñanza del Profesor E. Merino E. Luego es enviado al Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) para entrenarse en técnicas y aplicación de microscopía electrónica en la investigación sobre patología y microbiología.
Posteriormente, tras su preparación concluye que los estudios básicos de microscopia electrónica no son suficientes para abordar los amplios y complicados problemas de la patología siendo necesario realizar estudios más profundos, que se logra descifrando a través del microscopio el mensaje que envían los tejidos y órganos lesionados mediante la Histopatología.
Es por esto que las autoridades del (IVIC) sugirieron la conveniencia de su ingreso al Curso de Postgrado de Anatomía Patológica Humana, auspiciada por el Ministerio de Sanidad y dictado en la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV) específicamente en el Instituto Anatomopatológico bajo la dirección del Dr. J.A. O´Daly y del Dr. Alberto Rivero. Cabe destacar que por esos cuatro años de estudios profundos y delicados tuvo que mudarse con su familia a Caracas.
A su regreso a Maracay, Carlos Marín fue favorecido con una beca por un Convenio de Cooperación técnico-científica firmado entre el gobierno de Venezuela y el gobierno de la República de Francia, para cursar estudios en dos prestigiosas instituciones de la ciudad de París: el Instituto Pasteur y la Escuela Veterinaria D‘Alfort. Con estos estudios, Carlos Marín obtuvo el título de Maitre és Sciénces en “Patología Animal” y el Doctorado de Estado.
Después de un tiempo de larga preparación profesional, regresa a Venezuela. Para 1960 le correspondió iniciar la organización y jefatura del Servicio de Patología, en el Instituto de Investigaciones Veterinarias, en compañía de un selecto grupo de colegas. Años después este servicio, bajo su dirección, fue realzado a Sección de Microbiología y Patología, que incluía (Bacteriología General, Brucelosis, Leptospirosis, Rabia y Virología).
En el año 1970 se encarga, de la Dirección del Instituto de Investigaciones Veterinarias, la cual ejerció hasta 1971. En 1973 obtiene el cargo de Investigador V del FONAIAP, luego desde 1977 hasta 1979 ejerció el cargo de Subdirector del Centro Nacional de Investigaciones Agropecuarias; Posteriormente, en 1990 ejerce el cargo de Gerente General y Secretario de la Junta Administradora y Secretario del Consejo Nacional de Investigaciones Agropecuarias (CONIA) y También como Miembro ordinario y Vicepresidente de PROCIANDINO-IICA.
Trabaja desde 1973 hasta nuestros días como Profesor Agregado (contratado) en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UCV.
Entre los notables y merecidos logros de este reconocido Médico Veterinario, figuran la Detección de los primeros focos de varias enfermedades de animales en Venezuela tales como: Paratuberculosis bovina, Leucosis enzoótica bovina, Rinoneumonitis equina, concluyó junto con su equipo de trabajo que el Síndrome Parapléjico Bovino es una patología autóctona del ganado mestizo cebú de los llanos de Venezuela de los años 60’s, Rodococosis (Rodococcus equi) equina, Meningoencefalítis purulenta (Listeriosis), entre otras.
Indudablemente las distinciones, órdenes y reconocimientos otorgados a Carlos Marín son innumerables, entre ellos: En 1979 en París (Francia) le fue otorgado un Diploma y una medalla de Honor por la Escuela Veterinaria D’Alfort y el Ministerio de Agricultura de la República de Francia, en el Bicentenario de la muerte de Claude Bougelat; en 1986 obtuvo el Primer premio en el Concurso de Proyectos de Investigación Básico-Orientada, auspiciado por el CONICIT; Condecoración Orden “Francisco de Miranda” en su segunda clase; Premio “Paulo Llamozas G”; Reconocimiento de la Sociedad Venezolana de Veterinarios Especialistas en Cerdos, Honor al Mérito Científico SOVVEC segundo lugar; Premio al primer lugar otorgado por el trabajo científico titulado “Evidencia de la Actividad del Parvovirus Porcino en Granjas de la Región Central de Venezuela, presentado en el primer Congreso Nacional de SOVVEC; Orden al Mérito al Trabajo en su primera clase; Orden Samán de Aragua en su primera clase y finalmente pero no menos prestigioso, para 1998 Orden José María Vargas segunda clase otorgada por la Universidad Central de Venezuela, por la destacada labor académica y de investigación científica llevada a lo largo de su trabajo como Médico Veterinario.
“Mis logros son la expresión de la voluntad de servir a mi país”
¿Tuvo de pequeño alguna mascota?
Si tenia un perrito que quería muchísimo se llamaba Solyman, un perro mestizo, pero muy elegante. Un día que regresaba del colegio me enteré que me lo habían corrido de la casa y un día lo vi en la calle, y me reconoció intenté llevarlo de vuelta, pero no me dejaron y fue un momento muy triste para mi.
¿Qué hace en su tiempo libre?
Además de las revisiones de artículos científicos, escribo cuentos, poesías. Cuando un hecho me produce impacto sentimental escribo en forma poética ensayos cortos. Hace un tiempo escribí un pequeño cuento a un sobrinito de mi esposa que murió de cáncer: “Historia Fabulada de Jorgito”. Es un relato muy hermoso por alta sensibilidad poética en prosa.
¿Tuvo alguna influencia para estudiar Veterinaria?
Un amigo (Alonso Rivas Encinozo) que estudió en la UCV me sugirió que estudiara veterinaria, el siempre fue un colega muy inteligente y exitoso. Aunque inicialmente mi vocación era ser Médico. Pero por cosas de Dios y de la vida pude estudiar cuatro años en la Facultad de Medicina en ocasión de mis estudios de Anatomía Patológica Humana, donde aprendí a indagar sobre los métodos que utiliza la medicina, además de que pude codearme con grandes figuras descollantes de la Ciencias Médicas.
¿Qué siente por los animales y la naturaleza?
Soy un hombre que entiende la naturaleza. La naturaleza me toca los sentidos de cualquier latitud y me encantan los animales en todas sus especies. Mi abuela tenia un fundo me encantaba ir y compartir con todos esos animales que estaban allí.
¿Tiene mascota en la actualidad?
Sí es una Pitbull Fox Terrier que me regaló una estudiante de la Facultad hoy brillante profesora, es un tractor se te tira encima y te besa y te brinda mucho cariño.
¿Cómo definiría su trayectoria profesional durante todo este tiempo?
Bueno, modestamente nosotros hicimos todo esto porque queremos mucho la profesión veterinaria, creemos que uno tiene que hacerle frente a los retos que la vida y la profesión nos presenta. Hacerlo con la mayor honestidad y la mayor idoneidad. Leyendo enormes cantidades de literatura porque no se sabían muchas cosas de estas en el campo real de trabajo. Y por otra parte, saber ejercer un liderazgo con grupos de trabajo de altura donde cada quien asuma su responsabilidad y se le respete la contribución que cada uno aporta.
¿Cómo asimila sus logros?
Yo todos mis logros los tomo como una forma de servir a mi país y servir a mi profesión de la que me siento realmente orgullosos y honrado.
¿Alguna anécdota?
Para la Publicación del Trabajo sobre el Síndrome Parapléjico Bovino de la Ganadería Extensiva de los Llanos de Venezuela pude contar la colaboración de mi hijo mayor (en el área de Estadística) y también tuve la oportunidad, dicha y honor de contar como colaborador con uno de los grandes maestros de la investigación científica, el Dr. Francisco De Venanzi, llamado también el “Rector Magnifico” quien vino a mi laboratorio enfermo de tres tipos de cáncer, en una silla de ruedas, pero muy lúcido, a pedirme que quería trabajar conmigo en el programa de investigaciones que adelantaba para darle solución a la problemática planteada por Síndrome Parapléjico Bovino; me quedé estupefacto por este hecho inesperado. Por supuesto que le dí el lugar preferencial que se merece tal personaje y sus consejos y críticas fueron tomadas en cuenta y figura en las publicaciones concluyentes sobre el problema antes mencionado, aunque él ya había muerto.
De igual manera me regocijó la oportunidad que brindó el Fondo Nacional de Investigaciones Agropecuarias (FONAIAP) para estudiar en Francia al lado de grandes maestros llenos de sabiduría para que recibiera una buena preparación en Patología; uno de ellos, el Dr. J.C. Levaditi mi Consejero, era hijo de uno de los más destacados investigadores que estaban bajo el liderazgo del famoso Dr. Louis Pasteur. Por eso lo digo una y otra vez, si volviera a nacer sería Médico Veterinario.
Lic. Mariela Delgado G.