Neyerlin Blanco estaba feliz. Había adoptado a una pitt bull en un centro de ayuda animal. La llamó “Canela” por el color de su pelaje. El plan era perfecto: agregar un nuevo miembro a su familia y darle todo el amor que se le pueda ofrecer a una mascota.
“Canela” se comportó excelente desde que llegó a su nueva casa en El Valle. Jugaba con sus dueños y los cuidaba cual guardián. Una noche Neyerlin salió al porche de su casa para alimentarla. “Canela”; “¿Canela, dónde estás?”, llamaba la muchacha, pero la perra no llegó corriendo como solía hacerlo.
El portón de la casa estaba cerrado. No había forma de que “Canela” hubiese huido. “¡¿Canela,dónde estás?!”, gritaba Neyerlin. La preocupación invadió a la familia Blanco. La perra había desaparecido.
Una semana pasó. No había rastro del ella. Ningún vecino la había visto por las calles y nadie había llamado a los teléfonos de contacto que habían dejado en los avisos de búsqueda. Diez días pasaron y una tarde sonó el teléfono. “¿Aló, quién es? preguntó Neyerlin. “Aló, mira, tenemos a tu perra “Canela”, dijo un hombre con voz gruesa. El corazón de la muchacha dio un salto.
“Escucha, tenemos a la perra. Danos 7 mil bolos y te la devolvemos”, ofertó el sujeto. “¿Qué? ¿Tienen a “Canela”?; ¿Cuánto, 7 mil? No, señor, por favor, no tenemos ese dinero…”, respondió Neyerlin. “Bueno…si no tienes esa plata matamos a la perra, así de sencillo”, amenazó el raptor.
Neyerling contó a sus familiares lo que había sucedido. No tenían el dinero, pero intentarían negociar. Al día siguiente el hombre envió una fotografía de la perra vía telefónica: estaba cabizbaja y con su distintivo hueco en la oreja derecha que portaba desde antes de ser adoptada. El raptor dejó algo claro: cero policías. Si querían a la perra de regreso debían hacer todo lo que él pidiera, comenzando por entregar el dinero.
El trueque se hizo. La familia Blanco logró que los captores aceptaran Bs. 3 mil 500 para devolver el animal. Se vieron en una zona retirada. Cuatro hombres llegaron en un carro desgastado y viejo, “Canela” junto a ellos en un estado de deshidratación y debilidad.
Uno más de la casa
Para la presidenta de la Asociación Pro-Defensa de los Animales (Aproa), Cristina Camilloni, tener un perro es un valor relacionado con el amor y la responsabilidad. “Es un ser que llega a las vidas de las personas para ser un miembro más de la familia, tal como un hijo o un hermano.
Las personas que se dedican a secuestrar a los perritos lo hacen aprovechándose de la relación de sentimiento que hay entre el dueño de la mascota con el perro, haciendo que pague por el rescate como pagaría por una persona”.
Algunos reportes de prensa han señalado que el llamado “secuestro de perros” ha crecido en los últimos años, especialmente en la capital del país. Sin embargo los cuerpos policiales del municipio Baruta y Chacao -zonas con más alarmas sobre estos casos- aseguran no haber recibido ninguna denuncia por rapto de un can. De igual manera la Fundación de Protección a la Fauna (Fundafauna) de la Alcaldía del municipio Libertador afirma no tener registros.
El director de la asociación civil Paz Activa, Luis Cedeño, sostiene que el fenómeno del secuestro en el país no tiene comparación en el hemisferio. “Venezuela tiene más casos de secuestros que los reportados por México y Colombia juntos”. El experto señala que la delincuencia se ha diversificado llegando al punto de robar cabello, secuestrar bienes como motos, carros “y hasta perros”. Los informes oficiales del Ministerio de Interior, Justicia y Paz, han registrado que desde 2006 a 2009 los casos de secuestro alcanzaron un incremento de 150%, convirtiéndose en el crimen con mayor crecimiento en todo el país.
15 años de prisión
La abogada y conductora del programa “Se ha dicho” de Televen, Mónica Fernández, precisa que no se puede hablar de “secuestro de perros”, porque el secuestro está entendido en nuestra legislación como la privativa de libertad de una persona. “Este tipo de casos deben ser denunciados y tramitados bajo el concepto de ‘extorsión’, el cual consiste en la indebida solicitud de un dinero bajo el chantaje de rescate de una propiedad”. La también especialista en Ciencias Penales y Criminológicas asegura que el delito por extorsión está penado según la Ley Contra el Secuestro y la Extorsión entre diez a 15 años de cárcel.
Thaymar Velásquez, directora de la red de apoyo y protección eco-animal Kikiriwau, señala que los hechos registrados de raptos de perros casi nunca son reportados a las organizaciones de apoyo de mascotas y mucho menos ante la policía. “Estos casos deben ser denunciados ante el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc). Las fundaciones de ayuda animal pueden ser muy útiles también, ya que ellos se encargarían de llevar el caso ante las autoridades competentes de cada estado o municipio”. Velásquez aconseja copiar el número de dónde se está siendo extorsionado y suministrárselo a la policía para que ésta se encargue de localizar al raptor del can. “Los roba-perros no se esperan que la policía se involucre, porque se trata de una mascota, pero la verdad es que para la familia a quien se lo quitan, significa más que un simple animal”.
El 4 de enero de 2010 la Asamblea Nacional (AN) aprobó la Ley para la Protección de la Fauna Doméstica Libre y en Cautiverio, la cual sanciona el maltrato de las especies domésticas calificando como “actos de crueldad” toda acción que cause dolor y/o sufrimiento en los animales (artículo 66). La ley también estipula que la persona que cause un daño físico en el animal (dolor, maltrato, desnutrición) estará cometiendo una “infracción grave” y será sancionada con una multa que va desde las 40 a 70 Unidades Tributarias (UT). El precio de la UT es de Bs. 107, entonces se estaría hablando de una multa que ronda entre Bs. 4 mil 280 a Bs. 7 mil 490 de acuerdo con el caso.
El psicólogo social Leoncio Barrios cree que el secuestro de perros tiene mucho de leyenda urbana. “Puede que haya ocurrido, pero los secuestros de perros tienen más de rumor que de hechos. La delincuencia no se va a dedicar a averiguar los números telefónicos de los dueños de perros y arriesgarse a robárselos por pedir un rescate de 10 mil bolívares”.
Los casos reportados a las fundaciones de protección canina mantienen un patrón casi igual para describir el rapto: sus dueños los pasean por alguna plaza, le sueltan la correa y mientras corre aparece un motorizado que lo agarra, lo mete en un bolso y desaparece. Días después se recibe la llamada en la cual acuerdan el costo del rescate y las condiciones del “trueque”.
El caso de la pitt bull de Neyerlin es ejemplo de esta nueva modalidad de delinquir. En Caracas las alarmas de rapto de mascotas se han encendido con más frecuencia en el este y suroeste de la ciudad, dando paso a rumores y paranoia en algunas familias que poseen perros pequeños, dóciles y costosos como los puddles o los biagles.
10 recomendaciones
A las eventuales víctimas del rapto de perros, la directora de la asociación eco-animal Kikiriwau, Thaymar Velásquez, sugiere tener en cuenta lo siguiente:
1. Si recibe una llamada del raptor pidiéndole dinero por la devolución del perro, debe llamar a la policía correspondiente a su municipio y denunciar el caso bajo el concepto de “extorsión” y no de “secuestro”.
2. Una recompensa no es lo mismo que un rescate. La recompensa se ofrece como un gesto de agradecimiento, el rescate lo impone el raptor para aprovecharse de la situación.
3. Si es contactado vía telefónica y le aseguran tener el perro, no se confíe, muchas personas aprovechan los carteles de “se busca” para llamar y hacer bromas pesadas. En tal caso pida una fotografía del animal vía internet.
4. Haga falsas preguntas, por ejemplo: si su perro es completamente negro pregúntele al raptor si el animal tiene una mancha blanca en la oreja derecha. Si le responde que sí tiene la mancha, usted sabrá que le están mintiendo.
5. No amenace con llamar a la policía o denunciarlo con las fundaciones de protección animal, simplemente copie el número de dónde está siendo llamado y suminístrelo a la policía.
6. No comente con amigos y vecinos que está tratando el caso con las autoridades. Muchos de los secuestradores poseen vínculos con personas cercanas.
7. Siempre mantenga la vista en su perro cuando le suelte la cadena en plazas y lugares públicos.
8. Evite publicar fotos y datos de sus mascotas en redes sociales tan abiertas como el Twitter.
9. Mantenga anotados los números de contacto de las fundaciones de ayuda animal y protección canina de su comunidad. Ellos podrían ayudarlo en caso de robo, desaparición o rapto.
10. Aunque se trata de una mascota, la legislación venezolana castiga con penas de hasta 15 años los casos de extorsión. Si su mascota ha sido víctima de violencia o actos crueles, la ley de protección animal sanciona al agresor con multas de hasta 8 mil bolívares.
Fuente: Informe 21