Desde el primer momento en que Juan David Murillo, de seis años, se montó en un caballo para recibir equinoterapia, a través de un programa que lleva la Policía Municipal del estado Vargas, en Macuto, este pequeño aprendió a amar a estos animales, a divertirse con ellos, lo que ha sido vital medicina para tratarse su discapacidad motora. Su conexión física y emocional con el potro lo ha convertido en un niño hecho milagro.
Desde su nacimiento, Murillo padece una esquizocefalia, por lo que una parte de su cerebro no se le formó y por ello tiene parálisis del lado izquierdo del cuerpo y sus dos piernas.
Su joven madre, Milenis Ojeda, de 34 años, destaca que Fantasma es el nombre de unos de los 13 equinos que tiene dispuesto la brigada policial para estas terapias, es la adoración de su hijo desde que comenzó el tratamiento hace dos años y medio.
«Del Ortopédico Infantil de Caracas me recomendaron que lo trajera aquí y desde que inició esta terapia su avance es notable: al mes comenzó a desplazarse con andadera; ahora se levanta, tiene equilibrio y hace poco lo vi caminando solito de la cama a la cocina agarrándose de las paredes, mientras que antes sólo daba pasos si yo lo tomaba de las manos».
Realiza sus terapias dos veces por semana, media hora cada sesión, y las alterna con terapias físicas en un Centro de Diagnóstico Integral (CDI) ubicado frente al colegio regular en el estudia tercer nivel de preescolar, en Maiquetía.
Programa loable, humanitario e inclusivo
Para el director general de Gobierno de la Alcaldía del municipio Vargas, Alfrides Castillo, el programa de equinoterapia es el más importante que ha ejecutado la policía municipal, por ser el más noble y el más loable, que ha revitalizado la concepción del funcionario, que ahora establece un vínculo diferente con su comunidad, más humano.
Sandra Guerrero, directora del cuerpo de seguridad, refiere que la brigada montada funciona desde 2005 y el programa de equinoterapia comenzó a hacerse dentro de la policía en 2009. Para ello se capacitaron 10 funcionarios en la escuela equina en Fuerte Tiuna, Caracas.
Este programa tiene dos meses suspendido en vista de que el espacio donde funcionaba fue cedido para otros proyectos de infraestructura.
Sin embargo, el gobierno regional mantiene el compromiso de apoyarlos para hacer una nueva sede de la brigada y reimpulsar el programa de una manera más ambiciosa, a través de un centro integral de terapias, que incluya la equino, terapias de languaje, física, ocupacional e incluso una guardería o simoncito, proyecto consensuado entre los efectivos de la brigada y padres de los pacientes en rehabilitación.
Señala que para el proyecto ya tienen un espacio en Macuto, sector La Llanada, «ya se le propuso a la gobernación y estamos buscando recursos con Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y otras instancias, con el apoyo del alcalde de Vargas, Alexis Toledo».
Mientras esto se concreta los caballos próximamente los trasladarán hacia un sector en el balneario de Catia La Mar para momentáneamente reiniciar las actividades de la equinoterapia.
Terapia alternativa
El oficial jefe de la Policía Municipal de Vargas, Alí García, uno de los conductores de la terapia, rememora que esta terapia alternativa data de la época de los griegos, cuando mandaban a los enfermos desahuciados a galopar para aliviarles los dolores.
Explica que actualmente son 35 niños los que reciben el tratamiento en Macuto, para tratar patologías que afectan el área física motora, tales como Síndrome de Asperger (un conjunto de condiciones mentales y conductuales que forma parte de los trastornos del espectro autista), Síndrome de Down (discapacidad congnitiva congénita), cuadripeljia (enfermedad del sistema nervioso que puede afectar la capacidad para mover una parte específica del cuerpo) y Artogriposis (deformación múltiple y congénita de las articulaciones).
«El impacto de trote del caballo, de los cascos con el piso produce una onda que se traslada por las extremidades del caballo hacia las extremidades del paciente; eso pasa al cinturón pélvico, a la columna vertebral y el impulso a su vez va directamente al cerebro para la estimulación».
Otro aspecto a destacar es la transmisión de calor del caballo hacia el paciente que contribuye a estimular los músculos; este animal mantiene una temperatura promedio de 38ºC.
Además, recalca que el caballo es el único animal en el mundo que produce la sensación neurosensorial del caminar humano, «cuando uno va montado sobre él sientes el mismo movimiento que realizan tus piernas: adelanto, atraso, bajar y subir».
García menciona que por lo general utilizan equinos de escuela, que son más mansos y tranquilos y están acostumbrados a la socialización con humanos.
Estos caballos tienen un cuido constante. La desparasitación se realiza cada tres meses, al igual que la realización de exámenes de sangre para evaluar el sistema inmunológico del potro y mensualmente se aploman sus herraduras.
«El caballo puede dar terapia a lo largo de su vida, lo cual los mantiene en buena condición física; mientras tienen más edad son más mansos».
Amor, paciencia y fortaleza
«Esa transmisión de sentimientos que el animal siente del niño que lo necesita es lo que hace que estos animales ayuden a nuestros pequeños y por eso ellos los adoran, sobre todo los que están en condición de autismo como mi hijo, Luis Ribas, de seis años», cuenta su madre, Yenny Aponte, quien vive en el sector Corapalito, en Caraballeda, y desde hace más de un año que la equino le ha prestado a su pequeño.
Esta madre, su esposo, y su otro hijo se mantienen compenetrados en el desenvolvimiento de Luis, «para lo cual les digo que se requiere mucho amor, perseverancia, constancia, paciencia extrema y fortaleza».
A los dos años de nacido le diagnosticaron el autismo, y desde ese momento no han cesado las terapias. Desde hace más de un año Luis ha disfrutado los beneficios de la equinoterapia, pues se le han aplacado los niveles de hiperactividad, «ahora es un niño que acata más órdenes, puede permanecer más tiempo sentado, está más conectado con la realidad, entiende todo y le fascinan los animales».
Este mismo reto lo lleva Antonio Martínez, padre asiduo a la equino desde hace dos años, del sector Playa Verde, en Catia La Mar. Su hijo de seis años de edad padece autismo. Sus terapias las comenzó a hacer en Fuerte Tiuna, Caracas, pero en vista de la distancia y la afectación que tenía el pequeño con cada viaje decidieron llevarlo a Macuto.
«El paso de un caballo le mueve al niño 122 músculos y como ellos son flácidos, esto le genera en su cuerpo un recargo de energía positiva que los activa, comienzan a hablar, a pedir cosas, empiezan a crear esa plataforma para que puedan ser independientes en el futuro, que es lo que uno desea».
Para hacer contacto con este programa se puede ingresar al portal web de la Policía Municipal del estado Vargas: policiamunicipalvargas.gob.ve; también buscar información en su sede en Macuto o a través del número telefónico 0412 2051385, del oficial Alí García.
Fuente: Informe21