Stefano Grazioli cuenta la historia de su empresa familiar y explica la contribución que los apicultores y la apicultura hacen a la producción alimentaria, la agricultura familiar y al medio ambiente.
Stefano se convirtió en apicultor hace 12 años. Explica que la iniciativa surgió por casualidad: “Mi padre era dueño de una parcela de tierra y conocía a una persona del lugar que tenía algunas abejas, así que decidimos hacer un intento con el objetivo de producir un poco de miel para el consumo doméstico”. Stefano y su padre compraron dos colmenas que se multiplicaron rápidamente y se convirtieron en diez.
Pronto tuvieron demasiada miel para su propio consumo, por lo que comenzaron a venderla a nivel local. Esto les permitió comprar más equipo y seguir invirtiendo en el negocio. En 2004, Stefano hizo un curso de apicultura para aprender más sobre este arte. Fue en ese momento cuando decidió dejar su trabajo como representante en el sector agrícola para dedicarse a las abejas a tiempo completo.
Apicultor Autodidacta
A Stefano le gusta recordar que él empezó con las abejas de cero, bromeando: “¡aprendí a base de que me picaran una y otra vez!” Con el tiempo, ha aprendido a respetar estas criaturas silvestres tomando las precauciones adecuadas, utilizando el equipo correcto y, sobre todo, tomándose su tiempo, “no se puede ir con prisas con las abejas, hay que esperar el momento adecuado“, explica. En la actualidad, Stefano produce miel en cuatro lugares en Italia, y colabora con A.A.I.S., la Asociación para la Asistencia e Integración Social, situada en Bracciano, donde trabaja con niños discapacitados en el proyecto ‘Apiabili’. El objetivo de este proyecto es enseñar a los niños con discapacidad cómo manejar un colmenar, producir miel y, a su vez, explicar estos procesos a escolares de primaria. Trabajar en distintos lugares permite a Stefano producir diversos tipos de miel, incluyendo de castaño, eucalipto, tilo y girasol.
Una forma de vida
Para Stefano, la apicultura no es un trabajo, sino una forma de vida “que me da libertad, autonomía y me permite interactuar con la naturaleza todos los días”. Stefano y su familia también tienen un huerto, así como un horno de leña para cocinar pan, “somos completamente autosuficientes, lo que es muy gratificante”. Stefano cultiva una gran variedad de hortalizas y en la actualidad experimenta con nuevos tipos de cultivos, incluyendo arándanos y alcachofas de Jerusalén.
Retos para el futuro
Stefano explica que los mayores desafíos a los que se enfrenta son de tipo financiero. Vende la mayoría de sus productos a minoristas locales, pero sin embargo, explica que a menudo no consigue precios justos o los clientes no pagan por adelantado. De manera más reciente ha comenzado a vender sus productos en los mercados y ferias locales, lo que le permite conocer a otros productores, hacer nuevos contactos y ampliar su red.
Según Stefano, el principal problema no es la venta de la miel, sino producir suficiente, “uno necesita una gran cantidad de colmenas y una inversión constante”.
Continúa explicando que el acceso al crédito o la financiación es problemático y los procesos pueden ser largos y burocráticos. “La apicultura a menudo se pasa por alto, se ve sólo como una rama pequeña de la agricultura”, añade Stefano, antes de aclarar que “la apicultura no necesita una gran inversión, no requiere de equipo o maquinaria cara, debería de haber más incentivos y subvenciones para las pequeñas empresas y las familias de apicultores, especialmente al principio”.
Stefano presta apoyo a su actividad en la apicultura especialmente entre mayo y septiembre, cuando las abejas están produciendo miel, colaborando con el Departamento de Protección Civil en la región. Realiza visitas en la zona para eliminar de manera segura las abejas de los edificios públicos y propiedades privadas.
También colabora con la Unidad de Apicultura en el Istituto Zooprofilattico Sperimentale del Lazio e della Toscana. Esta unidad investiga sobre las enfermedades de las abejas y en la actualidad está trabajando en BEENET, un estudio nacional sobre la salud de las abejas. Stefano colabora como representante del Lazio, recogiendo muestras de las abejas y colmenas de los apicultores de la región.
Contribución fundamental a la seguridad alimentaria, el desarrollo sostenible delas zonas rurales y la biodiversidad
El negocio de Stefano produce miel, propóleo y polen. Sin embargo, él subraya que “la apicultura no consiste sólo en la producción y venta de miel, sino en la cría y la salvaguardia de las abejas”.
Mediante la polinización de los cultivos, las abejas contribuyen a aumentar la producción de alimentos y mejorar la calidad de los cultivos agrícolas. “La contribución de las abejas no tiene precio”, asegura Stefano.
“Trabajo con algunos agricultores locales en Cisterna Latina. Ellos me proporcionan la tierra en la que puedo criar abejas y, a cambio, las abejas polinizan la plantación de kiwis que se cultivan allí”, explica. Esto permite a los agricultores producir más fruta y de mejor calidad y a Stefano producir miel. “Es un intercambio mutuo, una simbiosis, la apicultura y la agricultura se complementan entre sí”, asegura.
Además, las abejas polinizan las plantas silvestres, incluidos los árboles de los bosques por lo que también desempeñan un papel clave en la protección de la biodiversidad y la mejora del agrosistema.
Stefano dice que la Expo de Agricultura Familiar en la FAO (9-27 de junio de 2014) ha sido una experiencia muy interesante. Está fascinado con la producción biológica de miel y cera en África y apoya el papel de la FAO en la promoción del Año Internacional de la Agricultura Familiar. Añade que las abejas podrían ser una opción atractiva para los agricultores familiares y en pequeña escala, ya que no requieren una gran inversión, coexisten felizmente con otras actividades agrícolas y tienen un impacto positivo en la producción de alimentos y el medio ambiente.
Stefano concluye: “No soy un buen orador, pero cuando se trata de mi pasión, las abejas, ¡podría seguir hablando sin parar! Nos encantaría seguir escuchándole hablar de las abejas y sus tutores, ya que como Stefano nos dijo, “hay que proteger a los apicultores antes de poder proteger a las abejas”.
Fuente: FAO