diciembre 2, 2024 12:42 AM

La relación entre las mujeres y los gatos tiene una mayor fuerza que entre los gatos y los hombres, según una reciente investigación (quizás esta simbiosis es lo que hace que en Argentina se les dija a la mujeres “minas”, en Brasil “gatinhas” y en otras partes seguramente algunas analogías similares entre la feminidad y lo felino).

El estudio que será publicado en la revista especializada Behavioural Processes sugiere que el vínculo entre los gatos y sus dueños es mucho más intenso de lo que se había imaginado, donde los gatos muchas veces se convierten en el sucedáneo de los niños en un hogar.

“La comida es usualmente usada como moneda de cambio del afecto, y los gatos y los humanos se relacionan de forma similar a como se relacionan los humanos que cuidan a un infante preverbal. Tanto gato como niño, están, en parte, en control de cómo y dónde son alimentados”, dijo Jon Day del Waltham Centre de Nutricion Animal.

Para el estudio, realizado por científicos de la Universidad de Viena, se grabó la interacción de 41 gatos y sus dueños por largos periódos. Se tomó nota de cada comportamiento y por separado se evaluó la personalidad de cada dueño y de cada gato.

Los investigadores determinaron que los gatos y sus dueños se influyeron entre sí, al punto de que controlaron el comportamiento del otro. Las mujeres jóvenes extrovertidas con jóvenes y activos gatos disfrutaron de la relación más sincronizada; los gatos de estas relaciones solamente tienen que emitir señales sutiles para que las mujeres respondan a su deseo de iniciar contacto o de recibir comida.

El estudio reveló las mujeres interactúan más con sus gatos –sean machos o hembras- que los hombres y de igual forma los gatos se acercan más a las mujeres e inician contacto (tal como brincar sobre sus piernas) con mayor frecuencia que con sus dueños masculinos.

“Una relación entre un gato y un humano puede involucrar atracción mútua, compatibilidad entre personalidad, facilidad en la interacción, afecto y apoyo social”, dijo Dorothy Gracey, una de las autoras del estudio. “Un humano y un gato pueden desarrollar mutuamente interacciones rituales complejas que muestran el entendimiento mutuo de las preferencias e inclinaciones”.

La sofisticación y sensibilidad a estos matices, a estos cambiantes cariz, es seguramente lo que hace que los gatos y las mujeres se atraigan. Mientras tanto, como dice una famosa cita “los hombres y los perros deben de acostumbrarse y relajarse” a la idea de que “la mujeres y los gatos harán lo que les plazca” (“Women and cats will do as they please, and men and dogs should relax and get used to the idea.”)

Tampoco debe de ser casualidad que los antiguos, con su sabiduría natural, consagraran los gatos a deidades femeninas, escribe Manly P. Hall:

“En Bubastis, Egipto, estaba el templo de la famosa diosa Bast, la deidad gatuna de los Ptolomeos. Los egipcios le rendían homenaje al gato, especialmente cuando su pelaje era de tres colores diferentes o tenía ojos de distinto color. Para los sacerdotes el gato era un símbolo de las fuerzas magnéticas de la naturaleza, y se rodeaban con estos animales debido al fuego astral que emanan de su cuerpo. El gato también simbolizaba la eternidad, porque cuando duerme se ovilla en una bola con su cabeza tocando su cola. Entre los griegos y los latinos, el gato estaba consagrado a Diana…”

Fuente: pijamasurf.com

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