Árboles con más de 30 años de existencia han sido víctimas del odio irracional de quienes han arremetido en contra de la ciudad en los últimos días, armando protestas e impidiendo el libre tránsito de los ciudadanos por las calles y avenidas de Maracaibo.
En apenas 10 días, las víctimas superan los 500 árboles derribados o afectados. Cujíes, ceibas, jabillos, yacures, búcaros, mangos y palmas, entre otras especies, que durante décadas proporcionaron sombra y frescor en las calles y avenidas de Maracaibo han sido atacados de manera criminal, por quienes supuestamente ejercen el derecho a la “protesta pacífica” pero que se han amparado en la oscuridad para cometer este ecocidio sin precedentes.
Debemos entender que los árboles son seres vivos y no tienen ninguna responsabilidad sobre la situación política por la que ellos se encuentran manifestando. De manera orquestada, utilizando motosierras, se han cometido estos actos vandálicos que pueden ser constatados al recorrer las calles y avenidas de sectores como La Trinidad, Lago Azul, La Paragua, San Jacinto, La Limpia, Santa Lucía, y otros tantos, que dan cuenta del cruel holocausto ambiental del cual ha sido víctima la ciudad.
El patrimonio de una ciudad no lo constituyen únicamente sus plazas, calles o edificaciones; existe un patrimonio natural que debe ser respetado y preservado, como es el caso de estos árboles, muchos de ellos centenarios.
A este atentado en contra de los árboles patrimoniales, se suma el hecho de que en las barricadas que están siendo removidas se han encontrado perros y gatos asesinados, en su mayoría por armas de fuego. Hasta se han presentado algunos casos donde se les ha rociado pintura en spray a perros con mensajes relacionados con las protestas.
También debemos mencionar que el cierre de calles y avenidas la están realizando con el esparcimiento y quema de basura, generando toxinas con lo cual se propagan enfermedades, trastornos respiratorios, infartos, cáncer y problemas genéticos.
Además se han estado quemando cauchos de automóviles para estas protestas, que desprenden dioxinas a la atmósfera, trayendo consecuencias graves para la salud humana. Por su alta toxicidad pueden provocar problemas de reproducción y desarrollo, afectar el sistema inmunitario, interferir con hormonas y, de ese modo, causar cáncer.
Por ello estamos activando, en conjunto con otras ONG’s y organismos del Estado venezolano, acciones legales para ser aplicadas a los responsables de este ecocidio que se está cometiendo en la ciudad y pedimos el mayor de los castigos a estos los delincuentes que han quemado y deforestado en la ciudad.
El llamado a la ciudadanía maracaibera a repudiar de manera colectiva estos actos criminales en contra del ambiente, del patrimonio natural de Maracaibo, del derecho a la vida y a la paz.
Fuente: La Jornada