Un paciente delicado El profesor Betancourt señala con un tono de voz analítico su preocupación por la situación de la sanidad animal en Venezuela, a la cual diagnostica como delicada, como un paciente que necesita mucha atención. Manifiesta que su mayor preocupación en este sentido es que “no estamos valorando los riesgos que implican las faltas de previsión en los controles sanitarios”. Desde su punto de vista, la solución está en fortalecer a los organismos que participan en estos procesos, el Servicio Autónomo de Sanidad Agropecuaria (SASA) por mencionar uno. Sin embargo, lo más importante es la concientización y participación de todos los sectores involucrados, desde los productores hasta los consumidores; y la actitud proactiva de éstos ante la problemática. Ello con el objetivo de prevenir que se agrave la situación, ya que, en preocupadas palabras el profesor Betancourt advierte que no podemos imaginar siquiera, la magnitud que podría alcanzar la problemática. Una visión retrospectiva y espiritual El profesor Betancourt señala que no ha llegado a la meta de su vida porque ella aún no está plenamente definida. Además, para él lo más importante es disfrutar del camino sin obsesionarse por la meta. La conversación continúa y llegamos a una pregunta espiritual: – ¿Cree en Dios? RB: (responde con firme certeza y rapidez) Sí. – ¿Si se encuentra con Dios qué sería lo primero que le preguntaría? RB: (respira profundo y coloca ambas manos en la cabeza) Profunda la pregunta… ¿Qué hay después de esta vida? La entrevista finaliza, el profesor Betancourt se despide pero antes admite sonreído que no esperaba ese tipo de preguntas. Pasa un minuto, y ya está ocupando su tiempo en una actividad; sus días son así, transcurren entre multiplicidad de ocupaciones que lo apasionan y la esperanza manifiesta de que, en un instante, el tiempo decida que un día tiene más de 24 horas.]]>