Colaboradores de Asociación por la Defensa y Protección de los Animales informaron que quienes ingresaron a la granja, se llevaron dos aires acondicionados y un microscopio. Los integrantes de la institución sospechan de un obrero a quien despidieron hace una semana por incumplimiento de sus labores
Ayer en la mañana, cuando Patricia Tirado, colaboradora de Asodepa, abrió las puertas del consultorio fue testigo del maltrato animal y de la indolencia de ajenos. La sangre y los cuerpos de los animales tendidos en el piso del quirófano de la institución la dejaron perpleja. Las jaulas estaban abiertas, sin duda alguien habría entrado la noche anterior ¿pero qué buscaban? La joven, quien presta sus servicios desde hace algunos años en el lugar, enseguida se percató de que faltaban dos aires acondicionados y uno de los tres microscopios, que además pertenece a la Facultad de Veterinaria.
Presume que quien ingresó para robar intentó despistar a los perros, por lo que decidió abrir la jaula donde estaban los felinos. Los cachorros abandonaron las cajas de aluminio y los perros se los comieron. En medio del dolor y con la voz quebrantada, dijo: «Los perros mataron a los gatos, eran cachorros, cuando entré había sangre por todos lados». En total murieron cuatro gatos de algunos meses y cuatro recién nacidos que se encontraban en el área de la guardería.
Tirado había acudido ayer al lugar para desparasitar y realizar una jornada interna de vacunación. Afortunadamente la asistente logró rescatar a seis mininos que lograron escapar de los sabuesos. «Uno de los gaticos los recuperamos, estaban montados en los árboles, en medio del desespero se montaron ahí».
Posible culpable
Nadie sabe nada, los colaboradores de Asodepa aseguraron que ninguno de los trabajadores del lugar vio ni escuchó nada. «Nos dijeron que los perros no ladraron». Presumen que se trate de un obrero a quien despidieron hace aproximadamente una semana por incumplimiento de sus funciones.
«Pensamos eso porque el que entró fue directo a donde quería, se llevaron el microscopio más caro, que tiene un valor de 500 dólares, rompieron la pared y se metieron por el agujero de los dos aires acondicionados».
Tirado contó que cuando llegó al sitio, a las 7.00 de la mañana, las puertas del quirófano estaban abiertas, «no se llevaron más nada, sino lo más costoso». Aunque contó que lo más doloroso es la vida de los animales que murieron «hay un sentir de indignación, aquí los veterinarios y los colaboradores trabajamos con las uñas.
Se robaron los aires y eso nos limita mucho nuestro trabajo ya que nosotros hacemos autogestión con las jornadas de esterilización y las consultas todos los fines de semana. Sin aire no podemos trabajar».
Fuente: La Verdad