La medicina siempre está avanzando, pero las terapias alternativas también. Este es el caso de la zooterapia, un sistema diseñado para ayudar a las personas a partir de la motivación generada por la relación que el ser humano genera con los animales. Desde caballos a peces, la zooterapia también contribuye al bienestar general de las personas.
Este método se basa en la habilidad de los animales para promover la socialización. Y «es una metodología terapéutica que involucra a los animales en el tratamiento y prevención de patologías físicas y psíquicas del ser humano», explica Natalia Caballero, zooterapeuta y embajadora de Animalcare.
A pesar de que este sistema suele utilizarse en personas que con parálisis cerebrales, síndrome de Down y autismo, también es beneficioso para todo quien quiera trabajar en su bienestar, sin importar la edad. Esto se explica por todos los beneficios a nivel fisiológico que otorga, debido a que el contacto con animales disminuye los niveles de cortisol, hormona responsable del estrés en las personas.
Asimismo, este tipo de terapia aumenta los niveles de endorfinas y serotonina, neurotransmisores que contribuyen a mejorar el estado de ánimo, el bienestar general y la relajación. Cabe destacar que en las sesiones siempre existe un profesional de la salud (capacitado en zooterapia) a cargo de las actividades, y es quien evalúa al paciente y diseña el plan de acción, dependiendo de los objetivos a cumplir.
Los animales utilizados para la realización de este tratamiento, dependen del centro en el que se realice y de lo que se quiera trabajar con el paciente. Si bien los más comunes para estas terapias son los perros y los caballos, ahora se están empezando a utilizar conejos, ovejas, peces y gatos.
Dependiendo del animal o de la necesidad de la persona, las actividades se basan en la alimentación, el cepillado, salidas a los corrales o, simplemente, la observación y cuidado. Pero no siempre es necesario que el animal esté presente al momento de la terapia. Existen actividades de dedicación, como, por ejemplo, crear cosas para ellos, transformando a la mascota en un motor motivacional para hacerlas.
Zooterapia con perros
Esta metodología es una de las más utilizadas debido a la facilidad de adiestramiento que tienen. Es por eso que las actividades que se realizan con ellos son variadas. «Los perros de terapia pueden ayudar a quitarte los zapatos si vas a kinesiología, pueden traerte materiales de trabajo, elegir el color de estos o entregarte la correa si quieren salir a pasear», cuenta Caballero.
Al estar entrenados, estos animales incluso pueden ser alimentados por los pacientes con cucharas, permitiendo el trabajo de coordinación ojo-mano, la concentración y la atención en los pacientes. Según Caballero, la motivación que genera el alimentar a un animal es distinta a la de pedirle a un paciente que levante un brazo o tire una pelota sin motivo aparente.
Normalmente, las razas utilizadas en este tipo de terapias son los golden retriever, labradores retriever y boyeros de berma. Hipoterapia Esta es una terapia con caballos, realizada por kinesiólogos y dedicada a la rehabilitación de personas a nivel psicológico, físico, neuromuscular, cognitivo y social.
Según la Fundación Chilena de Hipoterapia, esta metodología busca, sobretodo, aprovechar los movimientos del caballo para «estimular los músculos y articulaciones del paciente (el vaivén hacia arriba, abajo, adelante, atrás, hacia los lados y rotante es un movimiento que resulta ser el único en el mundo animal, semejante al del ser humano)».
Gatos para la relajación
A pesar de que no es muy común el uso de gatos para este tipo de terapias, este animal ha surtido buenos efectos en los objetivos que tienen que ver con el área de la relajación. Caballero, explica que el ronroneo del gato es una herramienta muy eficaz para los niños con hiperactividad, ya que los calma y sirve también para el control de impulsos.
Terapia con conejos
Según explica Caballero, la zooterapia con este tipo de animales se caracteriza por producir ternura en las personas que se relacionan con ellos. Además, con el entrenamiento adecuado, estos animales al igual que los perros, logran aprender a comer con cuchara, pasar por aros, trasladar piezas de encaje, entre otras habilidades, lo que les permite ser agentes activos en el proceso terapéutico. El trabajo con estos animales tiene como objetivos principales: mejorar la concentración, las habilidades sociales, promover la actividad física y aumentar el autoestima.
Acuarios como ayuda a la concentración
En el caso de los acuarios, como es de esperar, la relación que la persona genera con los peces no es directa, sino que el vínculo que se crea es con el contenido general del mismo acuario.
De esta manera, la terapia busca dar un sentido de responsabilidad y de preocupación por otros seres al paciente, quien será el encargado de cuidar la vida de estos (alimentándolos, limpiando su hábitat, etcétera). Y por otro lado, el acuario servirá como una herramienta para trabajar objetivos cognitivos, como la atención y la concentración.
Según Natalia Caballero, el acuario al ser algo dinámico a la vista, logra que las personas puedan mantener su atención en este por mayor tiempo. Esto es útil sobre todo para niños hiperactivos y con déficit atencional.
Fuente: El Nacional