Un equipo de científicos ha confirmado catorce nuevos casos positivos del virus de la gripe aviar altamente patogénica (HPAI H5N1) en pingüinos, palomas antárticas y lobos marinos. Estos datos indican que la expansión del virus en la Antártida es mayor de lo esperado.
La presencia del virus en la región fue confirmada en febrero por un equipo de investigadores del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMS-CSIC), en Madrid. El centro confirmó en julio el primer caso de este virus en un mamífero, un elefante marino.
Los nuevos casos positivos se han ratificado al repetir los análisis de muestras recogidas por la Expedición Australis, un proyecto internacional con participación del CBMS. Los científicos rastrean la presencia del patógeno en la península antártica y la zona norte del mar de Weddell.
Para los investigadores, este hallazgo refleja una importante dispersión del virus al norte de la península antártica, lo que supone una amenaza para la conservación de la fauna salvaje. El hallazgo se ha presentado en la conferencia científica Scientific Committee on Antarctic Research (SCAR), centrada en la ciencia antártica.
El equipo del CSIC, liderado por Antonio Alcamí, ha expuesto los datos iniciales que confirmaban la presencia de gripe aviar en muestras de 13 págalos y un elefante marino. A este hallazgo hay que sumar otros dos casos reportados por equipos chilenos y británicos.
«Estos resultados indican que el virus ya se ha transmitido a varias especies animales y es posible que cause altas mortalidades en el próximo verano, especialmente en pingüinos, con un efecto devastador», advierte Alcamí.
Dispersión hacia el norte
En abril, los científicos encontraron más de 500 cadáveres de pingüinos de Adelaida, en la isla antártica Heroína, lo que sugiere que el virus de la gripe aviar podría haber causado muchas de estas muertes. En la misma isla el virus se ha detectado en cinco aves y en un lobo marino.
Pero el virus también ha afectado a pingüinos en las islas Paulet y Beagle, con uno y tres nuevos casos positivos, respectivamente, en esta especie. «En la isla Devil no hemos observado mortalidad masiva de estos animales» señala Alcamí.
«Estos resultados cambian completamente lo que conocemos de la gripe aviar en la Antártida. El virus entró con mayor profundidad en la zona que visitamos con la Expedición Australis, donde causó mortalidades importantes en algunas colonias de pingüinos. En particular, destacan los casos positivos encontrados en la isla Heroína, una zona caliente en donde todas las especies animales estaban infectadas», detalla el experto del CSIC.
El subtipo H5 del virus de la gripe aviar evolucionó inicialmente en aves de corral pero se ha adaptado para saltar a la fauna salvaje. Desde 2020 su propagación ha causado una alta mortalidad en aves salvajes y mamíferos de casi todo el mundo.
Fuente: 20 minutos editora